CORDOBA-REAL SOCIEDAD · la crónica

Con los pies en la tierra

  • El conjunto blanquiverde perdió su condición de invicto en El Arcángel ante un adversario superior, que golpeó en momentos clave · La mejoría tras el descanso no cuajó

El partido de otros tiempos resultó un paradigma de la modernidad, un ejercicio de rabiosa actualidad en el que la nostalgia decretada que se usó durante toda la semana como estrategia de marketing se diluyó en apenas unos segundos. De poco servía ya pensar de dónde venía cada uno. Estaban allí, en la última cita de la primera vuelta en Segunda, manejando urgencias. Cada cual la suya. Un Córdoba hambriento de crédito en El Arcángel, ayer con un aspecto imperial, peleó por su suerte con toda la carga estimulante que produce cruzarse con un histórico.

La grada se tomó el asunto como algo personal y construyó un ambiente electrizante, que recordó al vivido en el cruento play off de ascenso a Segunda, una categoría que es el paraíso para el Córdoba y lo más profundo del averno para la Real Sociedad, una entidad cuya grandeza hace que le resulte imposible arrancarse el cartel de enemigo a batir en todos los campos que visita esta temporada. Da lo mismo que no haya pisado los puestos de retorno a la elite, aunque va camino de ello. La Real pesa por encima de su amarga circunstancia actual, con un presidente que pretende levantar a fuerza de electroshocks en forma de fichajes impactantes a una formación deprimida y ansiosa por salir de este atolladero lo más pronto posible. Ayer se le notó más que nunca. Tras la espantada del galés Chris Coleman del banquillo, el interino José Ramón Eizmendi se encontró con la comprometida papeleta de una transición envenenada. Nadie había ganado esta temporada en El Arcángel. Ayer lo hizo la Real con el aire solvente de los aristócratas, aunque sean venidos a menos.

Apenas se habían disipado los confettis de una presentación majestuosa cuando la Real vio la luz. A los seis minutos, Xabi Prieto ofreció un trailer de la excelente película que iba a protagonizar durante la calurosa jornada. Primero se escapó de Diego Reyes para conectar un centro que no blocó Valle y que terminó un córner tras salir el balón por la derecha del meta cordobesista. El saque de esquina lo ejecutó el medio blanquiazul por la izquierda -un detalle, no una excusa- y colocó la pelota en el corazón del área, donde apareció Gaizka Garitano en carrera para picar el balón con la cabeza y batir la meta local.

El 0-1 reactivó a un graderío ávido de sensaciones y el conjunto de Paco Jémez no volvió la cara, aunque carecía de fórmulas certeras. Se dedicó con denuedo a levantar el partido a sabiendas de que la tarde reclamaba uno de esos alardes de heroísmo que salpican la historia blanquiverde. Hizo lo que pudo o lo que le dejaron. Era un Córdoba impetuoso y racial, irreprochable en el esfuerzo pero de fútbol insuficiente ante un adversario de mucho rango, con argumentos sobrados para gobernar el partido y el viento de cara por el gol de Garitano. Hubo varias llegadas blanquiverdes, pero pocas ocasiones claras; sí se coleccionaron manos a la cabeza, faltas reclamadas y miradas torvas hacia los jueces de línea, pero Riesgo apenas tuvo que emplearse en una primera parte de tiránico control donostiarra.

Las incursiones de Xabi Prieto sembraban el pavor, aunque las pifias de Díaz de Cerio aliviaban el dolor y avivaban la esperanza de una remontada. El joven delantero donostiarra no llegó a un balón largo en el minuto 12 porque David Valle salió con todo para despejar fuera del área; al filo de la media hora, se encontró con una pelota a dos metros de la línea de gol y quiso empalarla con tanto ímpetu que su bota cortó el aire. Luego gozó de otra situación clara, pero su tiro raso salió junto al palo. La perla de Zubieta parecía tener un día negro. Antes, Elustondo mandó alto en una ocasión franca ante Valle, al que se le acumulaba la labor tanto como a una retaguardia experimental, en la que Antonio ocupaba la titularidad ante la ausencia de Pierini y Pablo Ruiz se multiplicaba para contener los avances de un equipo sereno y disciplinado, al que la presión por los resultados -lo suyo, y ahora más con Badiola de presidente, es algo así como ascenso o muerte- no le ha abocado a la locura. El Córdoba se afanaba por buscar algún resquicio, pero ni Arteaga ni Juanlu -que se cambiaron de banda- lograban desbordar, mientras que Asen y Pineda no terminaban de encontrarse o de entenderse. Un centro cerrado de Juanlu que Riesgo no acertó a blocar, dejando la pelota botando unas décimas de segundo encima de la línea de gol si que ningún blanquiverde llegara, fue lo más sobresaliente en ataque junto a una falta a 35 metros del área, botada por Katxorro, que se marchó pegada al palo derecho. Fue en los últimos segundos de una primera parte que dejó en el aire la certeza de que al Córdoba le haría falta algo más que dejarse la piel para solventar el choque.

La briosa puesta en escena tras el intermedio, con un centro cerrado de Asen que asustó a Riesgo y el primer tiro entre los tres palos -Katxorro obligó al meta vasco a lanzarse para atrapar un balón raso-, recibió como brusca respuesta una acción en la que Díaz de Cerio, negado antes, reivindicó su calidad. El sevillista Martí, recién salido al campo, envió un pase entre líneas al delantero y éste, tras driblar con habilidad a Valle, firmó el 0-2. ¿Todo había terminado? Pues no. Al Córdoba se le encendió el piloto y protagonizó su fase más vibrante. La entrada de Arthuro por Diego Reyes fue el toque de corneta y los blanquiverdes se fueron hacia arriba con todo el arrojo del que fueron capaces. Cuando Asen marcó el 1-2 en el 67, El Arcángel soñó con la gesta. El partido se descontroló durante unos minutos. Katxorro pudo marcar en una falta y Asen, en el minuto 79, dispuso de un remate de cabeza que Riesgo desvió en una excepcional estirada. La Real no se encogió. Fran Mérida, otro fichaje de lujo, chutó a puerta vacía tras una galopada en la que se dejó a Valle en el camino y Antonio interceptó el disparo en la misma línea. Y entonces apareció Iñigo Díaz de Cerio para sentenciar. Un carrerón del blanquiazul resuelto con brillantez acabó con la resistencia de un Córdoba que se cruzó con un rival superior y concedió su primera derrota de la temporada en El Arcángel.

Córdoba CF: Valle; Dani, Antonio, Pablo Ruiz, Diego Reyes (Arthuro, 58'); Ito, Katxorro, Juanlu (Guzmán, 79'), Arteaga; Asen y Julio Pineda.

Real Sociedad: Riesgo; Gerardo (Estrada, 58'), Víctor López, Ansotegui, Castillo; Gaizka Garitano (Martí, 51'), Elustondo, Xabi Prieto, Aranburu; Díaz de Cerio y Delibasic (Fran Mérida, 62').

Árbitro: Alfonso Suárez (Canarias). Amonestó a los locales Dani, Katxorro, Guzmán y Pablo y a los visitantes Gerardo y Garitano.

Goles: 0-1 (5') Garitano. 0-2, (55') Díaz de Cerio. 1-2, (67') Asen. 1-3, (87') Díaz de Cerio.

Incidencias: Partido disputado en el estadio El Arcángel ante unos 13.000 espectadores. Terreno de juego en aceptables condiciones

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