Córdoba | real sociedad · frente a frente0/2 tiros a puerta/fuera 3/22/2 faltas a favor/en contra 0/00 goles 290 minutos jugados 90

Un delantero vive del gol

  • Julio Pineda aportó afán sin olfato y Díaz de Cerio expuso velocidad y capacidad para crearse ocasiones y culminarlas · Entre ambos hay doce años de diferencia

No era un día cualquiera para Julio Pineda. Por primera vez esta temporada, el camero fue titular en El Arcángel. Su destino parece unido al de su inseparable colega Antonio, quien también posó en la foto inicial. Ambos se han visto beneficiados por las lesiones de los dos iconos del Córdoba: la estrella, Javi Moreno, y el capitán, Pierini. Pineda y Antonio juegan mucho menos que en cursos precedentes porque la edad no perdona. Mientras, la Real Sociedad se presentaba en El Arcángel con un proyecto de proyecto en manos de Iñaki Badiola, un empresario que desea ascender a toda costa. Su ansia implica necesariamente la contratación de refuerzos de campanillas -Martí y Fran Mérida debutaron ayer-, aunque sin renunciar a la cantera como pilar. En la alineación propuesta por José Ramón Eizmendi, técnico del filial, había siete valores de Zubieta: Riesgo, Ansotegi, Castillo, Elustondo, Xabi Prieto, Aranburu... y Díaz de Cerio, que se reivindicó con creces al decidir el envite con dos goles. Y pudieron ser más.

hay que tirar a puerta

Díaz de Cerio reclamó la vitola de chico más listo de la clase al mandar el esférico hacia Xabi Prieto rápidamente para que éste sacara el córner del 0-1. Ningún futbolista del Córdoba se percató de que el saque de esquina debía ser ejecutado desde el otro banderín. Por ahí empezó a ganar el partido la Real.

Y lo enderezó gracias a Martí, autor de la asistencia en el 0-2. Involuntariamente, Julio Pineda propició un adelanto en el estreno del ex sevillista al provocar la amarilla de Garitano en el minuto 44 (en sus dos primeros cambios, el de Garitano y el de Gerardo, Eizmendi protegió a los amonestados). Lo cierto es que Martí tuvo tiempo de levantar la cabeza para encontrar a Díaz de Cerio en el 55', y el resto corrió a cargo del número 23 blanquiazul: desmarque al espacio libre, quiebro al guardameta y gol a puerta vacía.

El ariete donostiarra enmendó en el segundo tiempo los errores cometidos en el primero, cuando adoleció de pegada en un par de remates. No obstante, no todo es marcar: en el minuto 24, jugando de espaldas a la portería, dio el pase atrás que todo compañero desea. Sin embargo, Elustondo se llenó de balón.

Avisó al cuarto de hora, ganando la espalda a los centrales y forzando la rauda salida de David Valle, y nadó como pez en el agua desde que Paco Jémez realizó el reajuste táctico como réplica al 0-2. Vivo, dinámico, practicó la suerte del mano a mano en tres ocasiones más: en el 72', Antonio sacó cerca de la línea su disparo a puerta vacía; en el 84' se topó con el arquero, que cortó su avance con el pie, y en el 87' repitió festejo en un alarde de verticalidad y sangre fría. La Real tiene delantero para rato.

Por su parte, Julio Pineda se consumió en su propia desesperación. Quizá atenazado por la responsabilidad, perdió tiempo y energía en el choque y las protestas, lo que resultó perjudicial para sus acciones en el área. En el 60' mandó a las nubes una volea con la zurda, y en el 74' no supo enganchar una dejada de Arthuro. Se fue sudoroso, enfurecido, sin lanzar a puerta. Así es imposible marcar, y ya se sabe que el gol es la salsa del fútbol. Que se lo digan a él, o a Díaz de Cerio.

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