Mensaje en la botella

SOS para el Casco Histórico de Córdoba

Es evidente que la ciudad tiene que dar un giro a sus políticas para el centro histórico

Que Córdoba tiene un serio problema con su Casco Histórico no es nuevo. Desde hace años hay muchas voces que vienen alertando de la necesidad de proyectos para su revitalización y evitar las situaciones de despoblación, degradación comercial, conversión en un parque temático y gentrificación. Eso sí, el número de quejas vecinales y alertas de algunos colectivos es inversamente proporcional a la eficacia de las actuaciones llevadas a cabo por los distintos gobiernos municipales, incapaces de atajar sus deficiencias.

A esas reivindicaciones, muchas de ellas con datos sobre la mesa, se ha sumado otro informe más en la última semana. Se trata de dos proyectos de investigación en curso de la Universidad de Sevilla sobre el impacto del turismo en las cinco ciudades andaluzas de más población, es decir, los centros históricos de Granada, Sevilla, Cádiz, Córdoba y Málaga, cuyos resultados ha publicado este periódico recintemente.

En síntesis, estos análisis vienen a concluir que las zonas históricas de las cinco capitales inspeccionadas han perdido población empadronada en la última década. Sin excepción. Cada una tiene su particularidad; lo que las iguala es que cada casco antiguo, sin salvedad, suma un porcentaje de viviendas turísticas que supera en mucho al del resto de la ciudad. Y en todas se aprecia la misma cauística, en el sentido de que sus habitantes abogan por una regulación de estos alojamientos -incluidos los hoteles-, mientras que las empresas que los gestionan se oponen. En cualquier caso, la acción de las administraciones públicas, aunque en marcha, va con retraso respecto al resto de Europa. Una pena.

Lo que es evidente es que Córdoba tiene que dar un giro a las políticas que se aplican en el Casco Histórico. La propia delegada municipal del ramo, María Luis Gómez Calero, hacía un repaso en este medio hace una semana sobre las obras que se están llevando a cabo, las que están próximas a comenzar y las pocas que se han concluido. En la mayoría de casos, se trata de trabajos de escasa aportación presupuestaria, necesarias, sí, pero insuficientes para frenar la desocupación. Valga como ejemplo la polémica sobre las instalación, o no, de paneles solares en las viviendas del conjunto histórico de la ciudad, una medida que seguirá generando algún que otro conflicto entre el vecindario y el Ayuntamiento.

Pero, volviendo al informe sobre los cascos históricos andaluces, el de Córdoba tiene una connotación distinta, ya que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Solo por eso, precisa de una mayor voluntad política para mantener esa denominación. No estaría mal recordar que Viena ya fue incluida en la Lista de Patrimonio Mundial en peligro y que Venecia ha estado a punto. Estamos aún lejos de esa posibilidad, pero mejor evitar riesgos. Es más fácil -y barato- prevenir, que tener que curar después.

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