Mensaje en la botella

Córdoba se queda sin agua

Algo más se puede hacer y la concienciación ciudadana para ahorrar agua es fundamental

Ya no es un riesgo, una posibilidad de un daño, sino que es real: Córdoba se está quedando sin agua. La alarma sonó hace tiempo, pero el aviso del serio problema que se avecinaba parece que no ha alterado a casi nadie. A esta situación se ha llegado por una razón, no llueve y, por tanto, los embalses de la provincia no han podido almacenar el líquido necesario para abastecer con todas las garantías a gran parte de la población, sobre todo en verano, cuando el consumo es más elevado y más bajan las reservas.

No se trata ya de un problema exclusivo de la zona Norte, en la que la falta de infraestructuras y otras circunstancias -también climáticas- provocaron hace meses que las instituciones lanzaran los primeros mensajes. Ahora, el déficit parece que se ha generalizado y en los últimos días se han adoptado algunas medidas. Como ya avanzó este periódico, la Empresa Provincial de Aguas de Córdoba (Emproacsa) ha hecho extensiva a la totalidad de las localidades la reducción del suministro en un 10% que desde mediados del mes de julio ya aplicaba en la zona Norte. El déficit hídrico que registran los pantanos como resultado de la persistente sequía de los últimos meses es la clave de esta decisión.

A esto se suman las distintas averías que afectan al embalse de Iznájar y que se encuentran detrás de los cortes que esta semana se han registrado en algunos municipios. Actualmente, los embalses de Córdoba se encuentran a poco más del 19% de su capacidad, lo que agrava aún más la preocupación.

Aunque parezca una obviedad, la única solución por el momento es que lleguen las precipitaciones y que las presas de la provincia se recuperen mínimamente. No obstante, nadie está en condiciones de asegurar que el final del verano y el otoño serán lluviosos. En primer lugar, porque es poco predecible y, en segundo término, porque los vaticinios de los expertos sobre el cambio climático se están cumpliendo, en el sentido de que en los próximos años nos vamos a encontrar en el Sur de la península con temperaturas más altas y menos precipitaciones.

Soluciones mágicas no hay, pero es evidente que algo más se puede hacer. Por lo pronto, la concienciación ciudadana es fundamental. Se trata de aplicar acciones muy simples en nuestro día a día que nos repiten una y otra vez en los medios para reducir el consumo, pero que parece que no acaban de calar entre la población. A todo ello hay que sumar una política de agua concebida como un asunto de estado. Las instituciones deben dejar atrás el interés partidista y abordar lo que nos viene desde la unidad. Espectáculos tan lamentables -que se salve el que pueda- como el de si el Norte de Córdoba necesitaba una conexión con el embalse de Sierra Boyera o con el de la Colada no pueden volver a repetirse. La provincia se queda sin agua y hay que actuar ya.

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