En la ribera, en el muro que hace esquina justo a la altura de la Cruz del Rastro puede leerse El Punk no ha muerto. Como todo en la vida, dependiendo del momento en que nos cruzamos con el mensaje, le daremos una interpretación u otra. Para cada uno tendrá un sentido u otro según nuestras circunstancias y coloreado por estas. El punk no ha muerto pero me queda lejos, pensé yo. La verdad es que soy poco punk, no ha sido un movimiento ni un género musical, ni una estética que haya tenido impacto en mi vida. De música punk sé poco, más bien nada. De estética punk tan solo recuerdos de lo que me impresionaron aquellas crestas de colores, los rapados, los sprays flúor, los imperdibles, el cuero y los pinchos. Aquellas imágenes que rozaban lo escandaloso, que tanto llamaban la atención por subversivas y provocadoras. No soy punk, pero sobre todo no estoy punk, en este momento me siento especialmente lejos de todo aquello que, al parecer, perseguía el pensamiento punk. Sin embargo y pese a ello, es cierto también que ese mensaje leído ahora, me supo a oportunidad, me supo a nostalgia y me zarandeó al evidenciar una prudencia impuesta por la edad, la pandemia, los brotes, la edad, y la edad.

Leyendo después de chocarme con la pintada, sobre el punk y contextualizando la lectura en el momento actual -el de los datos y rebrotes cercanos- me sorprendo sintiendo que el miedo, la desconfianza o la indignación con aquellos que van a fiestas, me fluyen naturalmente. Será por aquello de la edad, la pandemia o la angustia, pero los datos que vamos teniendo de fiestas de graduación que me quedan tan lejos como el punk, me provocan un escalofrío por lo que pueden significar para todos, para nuestra ciudad, para nuestras vidas.

Las noticias y las imágenes de colas en el autocovid. Que exista el autocovid y que tenga colas, que estemos en medio de todo esto nos aleja de lo punk, nos reduce la espontaneidad, nos obliga al uso de mascarillas y conciencia, y nos deja conjugando la sensatez y el libre albedrío porque la pandemia ha colocado la vulnerabilidad en primera línea y la relajación de hoy nos puede joder a futuro. Les confesaré que el mensaje me encontró tras una cena de amigas, tras brindis, risas y análisis certeros, tras la puesta en común de pareceres, confesiones y miedos, tras un repaso conjunto a lo vivido y no vivido, a nuestras realidades y algunos proyectos. Y de repente, El Punk no ha muerto. Hey! Ho! Let's go!

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