Mensaje en la botella

Debates inoportunos, o no

El turismo no es solo tener una oferta organizada, también es una cuestión de imagen

Resulta hasta cansino el empeño que tenemos en esta Córdoba nuestra de hablar de ciertas cosas en los momentos menos aconsejables. Que el problema -o no- de la gentrificación del Casco Histórico hay que hablarlo, es más que evidente, tanto como otros asuntos que arrastra el sector turístico, que no son pocos. Sin embargo, parece que algunos se empecinan en sacar a la luz el debate justo cuando más se puede perjudicar a un actividad económica que genera empleo y riqueza para la ciudad. Por eso, no se entiende que en pleno Mayo Festivo, cuando los visitantes preparan su desembarco en Córdoba atraídos por eventos de una dimensión mundial -como es el caso de los Patios- vengan ahora algunos a querer poner coto a determinados aspectos normativos sobre los apartamentos turísticos. Digo yo que hay meses a lo largo del año para poner sobre la mesa los problemas, y más aún en una ciudad donde eso de constituir comisiones de estudio que luego no sirven para nada está al orden del día, sobre todo como fórmula para no acometer nunca medidas que puedan molestar a alguien. Como he dicho alguna vez, la parálisis desde el análisis.

Pero más llamativo todavía es que quien se ocupe de levantar polvaredas sea el concejal de Turismo, el ínclito Pedro García, cuando bien haría en preocuparse por otras cosas de su delegación o de los propios empresarios y trabajadores del ramo, que se quedan en un segundo término. Porque el turismo no sólo es tener una oferta más o menos organizada, sino que también es imagen. Y la nuestra, la de Córdoba, no parece que esté en lo más alto cuando el responsable municipal que tiene la responsabilidad de esa materia se dedica a poner en entredicho determinados aspectos. Pese a su error, vaya por delante que entiendo que el susodicho edil -díganme cándido- no hace esto porque quiera de manera intencionada provocar un perjuicio al turismo, sino por cálculo electoral. Sin más.

Pero no es el único, por desgracia. Porque eso de sacar a la palestra determinadas cuestiones en el momento en el que el político cree que le beneficia es tan viejo como la propia política. Fíjense en el nuevo gobierno de de la Junta de Andalucía de PP y Cs, sin ir más lejos, que después de quejarse de que no le han concedido la cortesía parlamentaria de los 100 días, van ellos y presentan el balance de esos primeros tres meses cuando aún no se ha cumplido el plazo. ¿Por qué? Pues lo mismo que García, por egoísta cálculo electoral.

Y es que hay cosas que no cambian por mucho que nos vendan eso de que la sociedad está madurando y que se han acabado los tiempos en que gobernar era cosa de dos. El problema no es que la ciudadanía haya evolucionado a mejor o peor -según se mire-, sino que los de siempre no se enteran. O lo que es peor, no quieren enterarse.

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