Mensaje en la botella

Caras y caretas

El informe de Cáritas revela que queda mucho por hacer en igualdad o educación

Ya están aquí otra vez. Me refiero a esos estudios, análisis, informes que nos dan una bofetada de vez en cuando -afortunadamente- para que no perdamos la perspectiva de dónde estamos y qué tenemos a nuestro alrededor. Si echamos la vista atrás de lo que ha ocurrido esta semana en Córdoba, hasta podría decirse que ha habido muchas cosas y casi todas -aparentemente- positivas. Tenemos ya el reparto de delegaciones en el Ayuntamiento entre PP y Cs, con concejales exultantes y ganas de trabajar -o eso parece-; se ha aclarado el panorama de la Diputación, de manera que Antonio Ruiz seguirá siendo el presidente de la institución y se renueva al 70% de diputados; se ha presentado una iniciativa, Embajadores, con el fin de que los cordobeses hagamos de prescriptores y se fortalezca la marca Córdoba como ciudad de congresos, y que nadie se olvide de la Shopping Night, ese encuentro del comercio y el público que de nuevo ha llenado de colorido el centro de la capital y que cumple ya ocho años.

Pero también hemos conocido el balance anual de Cáritas, que detalló su director en Córdoba, Salvador Ruiz, hace unos días y del que les refresco algunos datos. El primero, que se mantiene el número de familias que necesita el apoyo de la entidad por su situación de pobreza y que en la provincia son 20.000. Además, Cáritas afirma que "ha tocado techo" y que aunque son 4,6 millones de euros los que dedica a programas contra la exclusión, no tienen capacidad para llegar a más gente. Vino a resumir su director que se trata de un problema que sigue enquistado en esta tierra. Otro dato. La pobreza en Córdoba tiene rostro de mujer. En su mayoría, entre 20 y 40 años, de nacionalidad española y sin formación, solo con estudios primarios. Son las que más solicitan ayuda a la entidad. Esta breve descripción ya revela de por sí el camino que queda por recorrer en materia de igualdad, educación, formación y juventud.

Lo preocupante es que, por desgracia, no se trata solo de la acción de Cáritas. Instituciones como Cruz Roja recogen números muy parecidos en su memoria del año y hasta el propio Instituto Nacional de Estadística (INE) incluye a varios barrios cordobeses entre los más pobres de España, sin olvidar a otros colectivos que están en el día a día en cada rincón de la provincia apoyando a los más desfavorecidos.

Guste o no, es lo que tenemos. Una tierra con una capacidad de crecer importante, con emprendedores y trabajadores más que cualificados y una realidad social que en determinadas zonas es insostenible. Las dos caras de una misma moneda. Soluciones mágicas no hay, ya lo sabemos, pero eso no puede impedir que la sociedad permanezca impasible y trate de ponerle remedio. Es el momento de dar la cara y quitarse la careta. ¿No les parece?

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