De lo más previsible, de lo más predecible. De lo menos innovador y original. Habida cuenta de las fechas, no encontrarán en estas líneas una aportación extraordinaria, ni novedosa. Es 30 de diciembre, esto se acaba o, puede que ya estemos todos en modo esto empieza. Como siempre, entre ustedes habrá grupos y categorías. Los que tachen de fantástico el 18 y la máxima aspiración sea el quedarse como están, los que están locos por tacharlo y arrancar el almanaque. Sea como fuere será irrepetible para todos. Ni somos los mismos de hace 12 meses, ni volveremos a vivirlo.

Los de los festejos, los de ritual, engulliremos las uvas, como nos enseñaron, convirtiendo esa liturgia en el símbolo de la catarsis, nos despediremos y recibiremos los tiempos convencidos de las nuevas oportunidades que están por llegar una vez terminada la décimo segunda. Si ante los marrones que hayan podido irrumpir en sus vidas en estos últimos doce meses se han remangado y les han plantado cara, que los doce que están por llegar sean los definitivos para diluir el marrón en cuestión; si el año les ha traído regalazos, que el que estamos por estrenar sea el que los consolide y en el que sigan saboreando lo mejor que les dejó el pasado. En cualquier caso, tenemos por delante una oportunidad para culminar proyectos inacabados, de llenarnos de intenciones, tenemos nuevo calendario para hacerlo bien o, al menos, intentarlo. Para reencontrarnos con quienes descuidamos en el anterior, para despedir a quien nos demostró que no merece estar, para compartir con los que nos hacen falta.

Al final, va de eso, de inventarse una excusa, de reinterpretarlo y no limitar el martes al día que sigue al lunes, de darle enjundia, de poner el contador a cero, de pulsar el botón de reinicio. Lo estrenamos brindando, casi todos acompañados, la escenografía nos lo pone a huevo para empezar sonriendo, así que intentemos que esa foto de inicio se repita muchas veces hasta que nos reencontremos nuevamente con las uvas. Hagan sus listas, enumeren propósitos, márquense objetivos, hagámoslo emocionante, motivador e ilusionante. No puedo obviar lo de ir al gimnasio, hacer deporte, dejar de fumar, hacer dieta, cuidar lo importante y desprenderse de lo que resta. E intentando no caer en un mensaje de panfleto de auto ayuda, les animo a que al menos, lo reciban con la mejor actitud. Todo esto sin mencionar lo expectante del panorama político. Veremos qué pasa.¡ Venga! ¿no me digan que no se presenta emocionante? Salud.

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