Dicen que la Feria de Córdoba, que acabó ayer, es un paréntesis en la actividad social de la ciudad. No seré yo el que lo niegue, pero me da la sensación de que han ocurrido bastantes más cosas de las que algunas y algunos imaginaban, principalmente en la esfera de la política local, que se ha visto convulsa, y de qué manera, por muchas circunstancias. Y es que en un año aproximadamente estaremos votando una nueva Corporación.

Ni qué decir tiene que lo más sonado ha sido el caso Emilio Aumente, teniente de alcalde de Presidencia y responsable de Seguridad, que al más puro estilo de Michael Douglas en Un día de furia, ha puesto sobre la mesa el desconcierto que reina en el equipo de gobierno, sobre todo en el ala del PSOE, que a su vez se subdivide en distintas facciones. Un lío, vamos. En cualquier caso, Aumente amenazó con irse -básicamente- porque nadie le hace caso en su exigencia de dotar con más personal las áreas de Policía Local y Bomberos y porque considera que mientras él se bate el cobre frente a las demandas sindicales, otros compañeros de partido se mantienen en su zona de confort como si la cosa no fuese con ellos. El edil de Presidencia hizo pasar a la alcaldesa, Isabel Ambrosio, un miércoles de Feria poco agradable. La paz (de cara a la galería) rubricada un día después entre el grupo socialista en Capitulares no les va a servir para tapar que el PSOE no da para más.

Sus socios de IU se ha encontrado estos días con lo que era un secreto a voces: su futuros aliados en una posible confluencia de las izquierdas (Podemos, Equo y Ganemos) no quieren a Pedro García. Ni como candidato y, si me apuran, ni en las listas a las municipales. Para ello han encontrado en el código ético que se aplican una salida para quitarse de encima a García, del que no se fían por su gestión en los últimos tres años y por sus formas. El problema para Podemos y sus afines es que tampoco es que se encuentren ahora mismo en una situación de excesiva ventaja sobre IU por su falta de liderazgo a nivel local y caótica organización interna.

El PP, asediado a nivel nacional por la corrupción, confía cada vez menos en su fuerza municipal. Al debate interno que supondrá la revolución que se prevé en la plancha electoral de 2019 se unen los últimos sondeos (propios y de otros) que los dejan muy lejos de sus aspiraciones. Incluso un dirigente popular, en plena Feria, tras conocer algunas de esas pseudoencuestas, se despidió de sus acompañantes con un serio "me voy a casa".

En Ciudadanos tampoco escapan a la bronca interna y ahí andan a ver cómo lo hacen para restarle visibilidad a sus dos concejales en Capitulares y tomen nota de que a nivel orgánico no se cuenta con ellos. Si a eso le unen que el casting para buscar candidato hace aguas por todos sitios en la capital, se llega a la conclusión que por Córdoba los de Rivera andan despistados, faltos de ideas y sin referencias destacadas.

Y en esas estamos. La Feria de la Salud ya es historia. Ahora a pensar en la siguiente, aunque entre medias, como ven, nuestros políticos tendrán que arreglar sus cuitas internas y los problemas de los ciudadanos, que no son pocos. ¡Sálvese quien pueda!

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