Mensaje en la botella

La Córdoba ignorada

La desigualdad está ya tan enquistada que nadie parece tener un mínimo de sensibilidad

Casi no hay huecos ya en el calendario para celebrar más días internacionales de algo y cualquier asunto es susceptible de ese honor. El jueves, 20 de febrero para más señas, se conmemoró (por decir algo) el Día Internacional de la Justicia Social. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), "la justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro los países y entre ellos". Añade que "promovemos la justicia social cuando eliminamos las barreras que enfrentan las personas debido al género, la edad, la raza, la etnia, la religión, la cultura o la discapacidad".

En Córdoba también se quiso llamar la atención sobre esta celebración, pero no con la dimensión que sería deseable, sino con mucha más modestia y escaso apoyo. Así, la Plataforma Barrios Ignorados se concentró a las puertas de la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía para pedir soluciones ante el alto nivel de paro en los barrios de Moreras, Las Palmeras y Guadalquivir. No eran más de 15 personas, pero los mensajes de los portavoces de este colectivo fueron muy claros al decir que quieren una formación profesional que adapte a los jóvenes para oficios y puedan ser contratados de una forma seria. ¿Por qué? Pues simple y llanamente porque en estos barrios hay un 92% de fracaso escolar y un 70% de paro entre la juventud y, según dijeron, esto conlleva que haya "más de 2.000 jóvenes en Las Palmeras y más de 4.000 para Moreras que tienen que vivir buscando chatarra, o lo que sea, porque tienen que vivir".

No es la primera vez -ni será la última- que en este mismo espacio se ha abordado la situación de pobreza y desigualdad que arrastran algunas zonas de Córdoba, hasta el punto de situarse en los primeros puestos del vergonzoso ranking de los barrios más deprimidos de España. Poco que decir sobre los argumentos de entidades sociales como Barrios Ignorados, entre otras cosas porque repiten una y otras vez datos y cifras que no son nuevos, que todos conocemos y que las propias administraciones han admitido como ciertas en numerosas ocasiones.

Pero casi tan triste como la estadística resulta la soledad con la que esta plataforma se encontró el pasado jueves. Da igual que se concentrara a las puertas de la Junta, de la Subdelegación, de Capitulares o de cualquier otra sede institucional. Lo realmente preocupante es que nadie -o casi- tuvo un hueco para mostrar su solidaridad con ellos. Porque aquí parece que como la realidad de la desigualdad acumula ya tantos años de enquistamiento, nadie se siente en la obligación moral de mostrar un pizca de sensibilidad hacia quienes viven esa realidad.

Por mucho que miremos para otro lado, si los que tienen -y tenemos- que actuar no lo hacen, nada cambiará. Mientras, esa Córdoba que también existe seguirá siendo ignorada por todos. Y el que ignora, a buen seguro que es un ignorante. ¿No?

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