Se acerca febrero y con él el congreso largamente aplazado del Partido Popular. Aunque se debatirán cuestiones muy relevantes que, con toda seguridad, inspirarán las políticas gubernamentales de los próximos años, cualquier lector de periódicos aseguraría que los dos temas centrales son, por un lado, si el presidente del partido debe ser elegido mediante elección directa de todos los militantes y, por otro, si debe prohibirse o no compatibilizar dos o más cargos.

Creo firmemente que la democracia interna en el PP es insuficiente, que ello puede provocar un cierto divorcio entre la cúpula y el electorado y que este congreso es un buen momento para corregir esa situación y aprobar medidas democratizadoras. Me parece por ello muy saludable la propuesta realizada por la presidenta madrileña, que meses atrás era compartida por otros muchos dirigentes, de implicar a toda la militancia en la elección del presidente a través de la fórmula un militante, un voto y me deja perplejo que alguien pueda entenderlo como un reto o un pulso a la dirección. Vistas las experiencias de otros quizá no sea la solución ideal, aunque el valor de la propuesta está en estimular el debate y el estudio de fórmulas que incrementen la participación no sólo en la elección de presidente sino, sobre todo, de candidatos: ¿por qué limitarlo a los militantes?; ¿por qué no idear un sistema para hacer posible la participación en la selección de candidatos de toda la formidable base electoral del partido?

La cuestión de la compatibilidad o no de dos o más cargos sí la tengo bastante clara, y la resumo en dos puntos. El primero: debe evitarse que las propuestas se hagan con objetivos personales determinados, buscando la salida de ciertas personas de determinados cargos. El segundo: la compatibilidad, particularmente en el caso de las presidencias provinciales, debe dejarse en manos de la militancia en cada caso concreto, que es quien mejor conoce el paño.

Pertenecer a un partido político a través de la militancia no implica, o al menos no debería hacerlo, estar de acuerdo con todo: quien lo hace, aparte de demostrar escaso espíritu crítico, o miente o busca algo. Bienvenido el sano debate: yo le pido al congreso más democracia interna y menos intereses personales.

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