Soy muy de marca blanca. Ya saben, invierto poco en marca, prescindo del reconocimiento del fabricante a cambio de un precio más competitivo. Eso, que está muy extendido, tiene una regla común; todos los que somos de marca blanca, tenemos una excepción en ese listado de productos cuyo logo nos es indiferente y lo determinante pasa a ser el cartelón flúor con la oferta ineludible; todos esos, como les digo, tenemos ese elemento de la lista de la compra en la que rompemos la regla y buscamos nuestra referencia. En mi caso, es el suavizante de la ropa. Lo siento, ahí, soy inflexible. No importa si la compra toca a principio, mediados o fin de mes; ahí, mi lealtad y mi fidelidad a ese bote, no es negociable. No entiende de crisis, ni de tres por dos, ni del porcentaje de mililitros gratis. No cambio, soy de marca. Con el suavizante, soy fiel.

En esa lealtad al producto y en mi constancia inalterable, hay varios factores; el olor de mi infancia, esa presencia en el aire de casa de mis padres, el no estar dispuesta a asumir un riesgo por el cambio, y hasta el letrero que dice Concentrado. Constatado. Mi suavizante y este proceso electoral, tienen muchísimo en común. Tras una campaña, concentrada -ya saben, como mi suavizante- lo que deberíamos descubrir hoy es si, como mi líquido azul, a menos cantidad, mayor efectividad. Si pese a meter en una semanita, lo que antes se hacía en dos, serán capaces de que hoy nos incorporemos, vayamos, nos lo creamos, aunque sea en el escueto momento de meter la papeleta y mañana nos despertemos oliendo a fragancia fresca, a oportunidad y desbloqueo, a nueva etapa.

Veremos si habrán sido capaces de neutralizar el tufo a hastío y, sin encuestas de por medio, la abstención se erige o no, en lo determinante de los resultados. Esperemos que a partir de mañana sea más fácil deslizarse en plancha hacia acuerdos con vistas a pactos inevitables pero enriquecedores para nuestro país.

Si con mayor suavidad entienden que esto no va de enemigos, en todo caso, solo de contrarios y que todos, unos y otros, habida cuenta de que ya no existen vencedores y vencidos -pese a las ruedas de prensa que veremos en unas horas-. Todos deben centrar objetivos importantes y postergar objetivos menores. Que la pugna era hasta hoy y que mañana ya, toca aire fresco.

Compro suavizante una vez al mes, voto cada cuatro años. No me cambien más el ritmo. El boleto del cambio y descambio ya está más que pasado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios