Copa del rey

Nunca lo imaginó mejor (2-0)

  • El CCF encarrila la eliminatoria con un partido notable al que dieron lustre los goles de Patiño y Rennella. Los blanquiverdes fueron muy superiores desde el inicio a un enemigo sin alma.

El CCF está a 90 minutos de meterse por tercera temporada consecutiva en los octavos de final de la Copa del Rey, donde espera el Barcelona de Messi, Iniesta, Xavi y compañía. El cuadro blanquiverde dio un paso de gigante para alargar su aventura en el torneo con una contundente victoria sobre una Real Sociedad a la que superó de principio a fin con ese fútbol de toque y temple que empieza a cuajar bajo el sello de Rafa Berges. Los tantos de Patiño y Rennella hicieron justicia a lo visto sobre un verde que por fin pudo ver la mejor versión del canterano Fede Vico y confirmó a Carlos Caballero como el motor de este equipo que va cada día a más. Eso y un Saizar que sigue a cero tras tres apariciones ponen la eliminatoria muy favorable, aunque dada la diferencia de categoría habrá que esperar al desenlace de la misma para hacer realidad lo que hace apenas unas semanas era un sueño.

Cuando uno salta al campo escuchando ese himno a capella, necesariamente tiene que comerse el césped. Sacar todo lo que lleva dentro. Exponer y exponer sin importar lo más mínimo la entidad del rival. El arranque del CCF fue el esperado. Marcando el ritmo, mandando, controlando, jugando en campo contrario y llegando con claridad a la portería defendida por Zubikarai. Lástima de esa alarmante falta de puntería que viene persiguiendo al equipo. Lástima de ese mano a mano fabricado por Fede Vico y Patiño que el delantero madrileño marró por la mano salvadora del meta donostiarra. Pena de ese córner posterior que el canterano tardó en engatillar ante la presencia de Ansotegui.

Ese fue el panorama que se encontró de inicio una Real Sociedad que sufre mucho cuando no tiene el balón. Un conjunto que, como el blanquiverde, sigue virgen de alegrías a domicilio en lo que va de temporada. No es de extrañar si, como ayer, muestra tan poco. Porque sólo entre el minuto 15 y el 25 se dejó ver algo, con un libre directo de Rubén Pardo que Saizar sacó de la misma escuadra y un contragolpe a dos toques que Ifrán estrelló en el cancerbero, en escorzo imposible.

Antes las pasó canutas. Y después, también. Incapaz de controlar las constantes apariciones por la izquierda de Dubarbier y la movilidad de Vico, todos movidos por ese toque rápido de Caballero. Con un movimiento hacia dentro del argentino nació otra llegada que el canterano, tras envío de Fuentes, no supo mandar a la red por la presencia de Mikel González. Acto seguido, la perla de la factoría blanquiverde lo intentó con una volea desde la frontal cuya ejecución recordó al golazo de Borja García ante el Espanyol en la última gran noche copera en El Arcángel, allá por enero. El resultado, desafortunadamente, fue diferente y el balón se marchó cerca del palo, por fuera.

Al CCF sólo le faltaba el gol para refrendar su dominio, casi insultante, en el marcador. Un libre directo de Dubarbier apenas inquietó a Zubikarai. Pero vendrían más. Llegadas y llegadas por los costados y, sobre todo, un baile constante sobre el verde, tocando y tocando, mareando a un rival desconcertado ante la superioridad mostrada por un equipo de inferior categoría que para nada lo parecía. Menos aún cuando al filo del descanso Patiño se desquitó de su error en el arranque y subió el primero. Era lo más justo a tenor de lo visto.

Eso lo debió apuntar también en su libreta Philippe Montanier, que leyó la cartilla a los suyos en el vestuario. La salida del intermedio de la Real Sociedad fue mucho más agresiva, subiendo la presión y llegando algo más. Menos, la verdad, era imposible. Pero aún así insuficiente para maniatar a un Córdoba desatado, liderado por las internadas de un Dubarbier que mandó al limbo la posibilidad de hacer el segundo al querer ganarse la gloria con una jugada individual que pedía a gritos un desenlace mejor. Fede y Patiño esperaban a ambos costados, francos para machacar.

Con todo ese paso al frente dado por el cuadro txuri urdin equilibró el partido. Ya era, al menos, una batalla entre iguales. Sobre todo en presencia en el campo, en posesión. En llegadas, aunque fueran ya mucho menos escasas. Ese nuevo cariz que tomó la contienda no era del todo malo para los intereses locales. Con ventaja, el nuevo objetivo pasó a ser no encajar. Pero eso, en este CCF, no significa recular. El acoso en campo contrario no se discute y la paciencia y capacidad con el balón en los pies, tampoco. Así se originó el 2-0 con un pase interior de Dubarbier a Vico que cortó dentro del área en falta Ansotegui para dar a Rennella la oportunidad de estrenarse en Copa. No perdonó.

Quedaba poco más de un cuarto de hora y Berges empezaba a olvidarse del encuentro para pensar en la eliminatoria. Todo estaba de cara y el técnico trató de asegurar con un poco de más control en la medular, con Abel Gómez en lugar de un Fede Vico exhausto. La Real buscó todo lo contrario con Agirretxe. Pero lo que no había conseguido en todo lo anterior no iba a llegar a la desesperada. Sólo inquietó Carlos Vela con un libre directo que mandó muy lejos un Saizar enorme también a un cabezazo de Ansotegui.

El partido agonizó entre la fiesta de una grada que empujó al equipo a seguir arriba, buscando el tercero, pero sin descuidar las tareas defensivas. Ver al Barcelona en el Camp Nou está un poquito más cerca. La resolución llegará a finales de mes en Anoeta, ese estadio que en 2008 otorgó la salvación en Segunda y ahora puede dar un billete hacia la historia. Pero para eso queda aún tiempo. Ahora toca pensar en la Liga y en el Guadalajara, que llega el domingo tras haber tomado buena nota de la exhibición dada ante la Real por un CCF que va a más.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios