Viernes Santo

La lluvia frustra otro día grande

  • Ninguna hermandad puede celebrar su estación de penitencia por las precipitaciones tras un Jueves Santo que sí brilló.

LA lluvia se convirtió ayer en la protagonista más odiada por los cofrades, en la invitada que llega cuando nadie la espera ni la quiere. La lluvia fue, de nuevo, la culpable de que las calles de la capital se quedaran huérfanas de procesiones, huérfanas de nazarenos, costaleros y bandas de cornetas y tambores. La lluvia dejó a cero el balance de una de las jornadas más importantes de la Semana de Pasión como es la del Viernes Santo y que recordó a la vivida el Miércoles Santo, día en el que la lluvia dejó la misma sensación de tristeza y pesadumbre entre los cofrades. Además, el día llegaba precedido por el triunfo del Jueves Santo, jornada que ganó la partida a las inclemencias primaverales y que sirvió para que todas las cofradías salieran a la calle. Sin embargo, la de ayer fue una jornada que mejor dejar en el olvido.

Fue la hermandad de la Buena Muerte la primera que sufrió los rigores del tiempo al tener que resguardarse de la lluvia en plena madrugada en la Catedral, el templo más importante de la Diócesis de Córdoba hasta el que deberían haber llegado las cinco cofradías del Viernes Santo.

El día no amaneció claro y todos los pronósticos vaticinaban agua por la tarde. Es más, las probabilidades de que se registrasen precipitaciones a lo largo de las horas clave iban en aumento conforme avanzaba el día y llegaron a alcanzar el 80%. Una situación que hizo que ninguna de las cofradías llegara a pedir ninguna prórroga a la Agrupación de Hermandades y Cofradías. La imposibilidad de salir era más que evidente. La primera en tomar la decisión fue la hermandad de Los Dolores -una de las procesiones más esperadas de la jornada por el elevado número de devotos que tiene esta imagen mariana-, que tenía la lección bien aprendida después de que el año pasado le cayera un chaparrón en su camino hacia la Catedral. La hermandad servita decidió de manera unánime suspender la estación de penitencia y abrió las puertas de la nave en la que se encuentran sus titulares hasta las 23:00 para que los fieles pudieran visitarlas.

La segunda cofradía que repitió el anuncio fue la Soledad, en la calle Agustín Moreno. La parroquia de Santiago también abrió sus puertas para que los fieles pudieran rezar a su titular. Éste es el tercer año que la hermandad franciscana no puede celebrar su estación penitencial a causa de la lluvia. El mismo tiempo es el que lleva la hermandad del Descendimiento, que mantuvo abierta la iglesia de San José y Espíritu Santo hasta las 22:30.

El Santo Sepulcro tampoco celebró su procesión y antes de abrir las puertas de la iglesia de La Compañía -a eso de las 21:00- los hermanos rezaron un rosario. Tras ello, la cofradía abrió las puertas del templo. Los hermanos de la Expiración también acordaron no salir a costa de la lluvia y se quedaron en la iglesia de San Pablo rezando el rosario.

La lluvia, además, dejó una estampa completamente distinta en las calles a la vivida 24 horas antes, ya que apenas hubo movimiento en el Centro. Sin duda, uno de los más grises Viernes Santos vividos en Córdoba en los últimos años.

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