Semana Santa

Las nubes llevan el luto a Santiago

  • La hermandad se queda sin salir en procesión por tercer año para decepción de los cofrades

NO por esperada, la decisión de la hermandad de La Soledad de suspender la procesión dolió menos a sus hermanos y a los fieles del barrio. Varias decenas de cofrades se acercaron hasta la parroquia de Santiago bajo la fina lluvia minutos antes de la hora de la salida, prevista para las 18:15. Todos auguraban el desenlace, pues el tiempo esta vez no había dejado ni siquiera lugar a la duda, pero allí estaban, dispuestos a arropar a su hermandad en unos momentos difíciles. Una vez tomada la decisión de no salir, los hermanos realizaron en el interior del templo el acto de oración a la Cruz, mientras que los vecinos aguardaban fuera. "Es el tercer año que no sale", lamentaba una mujer mientras esperaba a que las puertas de la iglesia se abrieran para "ver a mi Virgen". Los costaleros también iban abandonando la parroquia en una escena que, desgraciadamente, se está repitiendo demasiadas veces en Agustín Moreno.

Sobre las 18:45, por fin la parroquia se abrió, una vez terminado el acto de oración, y entonces comenzó el peregrinaje de fieles para ver a la Soledad, que esperaba a sus vecinos envuelta en una nube de incienso y sólo iluminada por su candelería. De pronto suena una saeta y es como si la Virgen estuviera por las calles del barrio, porque allí estaban los nazarenos, los niños de esclavina, los costaleros y los hermanos en un ambiente de oración y recogimiento, en definitiva, de fe. Una estación de penitencia desde el interior, pero los acontecimientos hay que asumirlos como llegan y "contra el tiempo nadie puede", reconocían los fieles. El hermano mayor reconoció que fue una decisión relativamente "fácil", ya que las previsiones meteorológicas sólo apuntaban a dos pequeños claros en toda la tarde. "Cada año se hace más duro, pero hay que aceptar las cosas tal y como vienen", aseguró el máximo responsable de la cofradía. Ya son tres años en los que la Soledad se queda en casa, pero sólo queda tener esperanza en que la próxima vez será, si el tiempo lo permite.

Hasta las 22:00 más o menos estuvo abierta la parroquia recibiendo la visita de los cofrades. La hilera de paraguas avanzaba por todo Agustín Moreno y la fina lluvia no dejaba de caer, confirmando que la decisión de la hermandad fue la lógica y la correcta. Pocas lágrimas se vieron por tanto en el interior del templo, aunque nadie podía evitar sentir el corazón un poco encogido porque, para muchos, el Viernes Santo es el día por el que esperan todo el año.

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