La hermandad de la Buena Muerte realiza la restauración de su estandarte

Cofradías

Gema Pérez Morales se encarga de una intervención conservativa en una obra que fue ejecutada para la cofradía de San Hipólito por los talleres de Elena Caro

La Buena Muerte no pasará por el Bulevar Gran Capitán y modifica su recorrido de la Madrugada del Viernes Santo

Imagen del estandarte restaurado a la izquierda y de cómo se encontraba antes de la intervención, a la derecha.
Imagen del estandarte restaurado a la izquierda y de cómo se encontraba antes de la intervención, a la derecha. / Hdad. Buena Muerte

La hermandad de la Buena Muerte ha restaurado su estandarte corporativo, una obra que fue realizada por los talleres de Elena Caro, los mismos que están llevando actualmente los bordados de las bambalinas del paso de palio de la Virgen de la Esperanza de Córdoba. Esta pieza es la más antigua de todas las que procesionan en Semana Santa y la que representa corporativamente a la cofradía de San Hipólito en todos los cultos que esta celebra o aquellos a los que asiste.

La hermandad de la Buena Muerte, para esta intervención conservativa de su estandarte corporativo, ha confiado en Gema Pérez Morales, licenciada en Bellas Artes, experta en Conservación y Restauración de Obras de Arte y con una amplísima experiencia profesional en la que destaca la restauración del manto de la Macarena, del patrimonio textil de la hermandad del Baratillo, del techo de palio perteneciente a la Esperanza de Triana, sus bambalinas del palio o la toca de sobremanto de salida.

También realiza consultoría y asistencia técnica en el marco de la Conservación y Restauración del Patrimonio Textil en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, donde ha realizado numerosísimas intervenciones. De este modo, la hermandad de la Buena Muerte apostó por Gema Pérez para realizar esta intervención conservativa de un estandarte corporativo que que presenta un estado de conservación aceptable y cuyas alteraciones han sido debidas, en gran parte, por el uso del mismo durante los cultos y por las condiciones medioambientales de cada salida procesional durante la Madrugada cordobesa.

Estas causas de alteración de esta importante obra de la hermandad de la Buena Muerte ha hecho que debido al uso, pues haya producido una gran acumulación de polvo y de numerosas partículas depositadas en la superficie, tal y como recoge la memoria final de intervención a la que tuvo acceso el Día de Córdoba. También contaba con unas manchas que aparecieron de depósitos de cera en el tejido de terciopelo.

Debido al uso y manipulación, también ha sido inevitable que el estandarte haya sufrido deformación en los hilos y elementos del bordado más expuestos. Por otro lado, los hilos sueltos se producen con la rotura de los hilos, debido a los roces y desgastes producidos en superficie. Incluso aparecieron roturas sobre todo en los hilos metálicos que, debido a los roces y manipulaciones, se han producido desgastes en los bordados, llegando a romperse, quedando sueltos con peligro de desprenderse.

Se produce también una alteración en aquellos puntos en los que se localizó una pérdida completa de soporte, ya sea de hilos del bordado, elementos decorativos o de tejido de base. También se destaca en el informe el exceso de partículas depositadas, junto con el efecto secundario de microorganismos, así como el envejecimiento propio del metal ha alterado el color de los mismos. En el metal, se creaba una capa grisácea que atenuaba el color dorado de los hilos metálicos.

Tras los estudios preliminares realizados, Gema Pérez concretó la metodología de trabajo a seguir para el tratamiento de esta pieza de la hermandad de la Buena Muerte. En primer lugar, se desmontó el cordón y el lazo que se anuda a la vara. De esta forma, se trató con una mayor precisión el estandarte. Además, se hizo una limpieza mecánica que consistió en eliminar todo el polvo. También se trabajó en las manchas mecánicamente y posteriormente en una limpieza química de los bordados.

Otro de los puntos importantes fue la selección y tinción de nuevos materiales, empleándose hilos de dos y cuatro cabos. Además, utilizó también tintes sintéticos que garantizacen una estabilidad y permanencia del color. Por otro lado, se han fijado todos aquellos hilos metálicos y elementos sueltos del bordado, llevándolos a su sitio mediante pequeñas puntadas. Las lentejuelas que se han ido soltando o estaban a punto de desprenderse, se han llevado a su lugar de origen, mientras que se ha matizado aquellos matizados de seda que han perdido el hilo, quedando restos del color que tenía.

El forro original, al encontrarse tan destensado, se veía por el borde inferior, por lo que se optó por cambiarlo por uno de algodón. Tras el montaje final de la pieza, también se llevó a cabo un aspirado completo general, con el objetivo de eliminar los posibles restos de hilos y partículas que quedasen tras la intervención de este estandarte, que ya está restaurado para una hermandad de la Buena Muerte que este viernes, si la lluvia no lo impide, celebrarña el vía crucis con su Crucificado por las calles aledañas a la Real Colegiata de San Hipólito.

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