Un centro de mayores, la reforma de una avenida, el reasfaltado de una calle, un tramo de camino... o unos contenedores. La maratón de cortes de cinta y fotos pretendidamente solemnes para exhibir el trabajo realizado por los ayuntamientos acaba de empezar. En los últimos días, hemos visto al alcalde de Lucena, Juan Pérez (PSOE), hacerse fotos ante los nuevos vestuarios de la Ciudad Deportiva; al diputado provincial de Agricutura, Francisco Ángel Sánchez, posar en un camino en Monturque, o a la presidenta de Epremasa, Auxiliadora Pozuelo, y la alcaldesa de Luque, Felisa Cañete (PSOE), utilizando unos contenedores soterrados que relucían de nuevos en una soleada mañana de invierno. Bajar a la calle a tirar la basura nunca antes había sido una actividad tan institucional a la par que divertida.

Lo cierto es que, comprobando la cercanía de las elecciones municipales –¡el próximo mes de mayo!–, uno ya no se extraña de que nuestros gobernantes municipales echen el resto para exhibir el trabajo finalizado, ya sean unos contenedores de basura, un tramo de acerado o una nueva rampa a las puertas de un edificio oficial. Ejemplos hay muchos, imposibles de abarcar todos, en estos últimos días, en los que la habitual trifulca política ha subido de nivel tras el desembarco del PP a la Junta de Andalucía.

Al alcalde de Rute y presidente de la Diputación, Antonio Ruiz, también se le ha fotografiado en los últimos días tirando basura en los nuevos contenedores soterrados del municipio de la Subbética, mientras que en Montilla media corporación municipal acudió a principios de semana a inaugurar la pista de atletismo de la localidad, un acto en el que IU y PSOE aprovecharon, como no podía ser de otra manera viendo el momento en el que estamos, para lanzarle pullas a la oposición.

Lo cierto es que el gen inaugurador se despierta siempre que unas elecciones se aproximan. En las hemerotecas hay fotos antológicas de momentos del pasado que oscilan entre el bochorno y la risión, porque en esta provincia –y en todas, tampoco somos una excepción en esto– se han inaugurado supermercados y franquicias de ropa utilizando para el pertinente corte de cinta unas tijeras gigantes. Buceen en las hemerotecas y disfruten de esos momentos.

El gen inaugurador no puede circunscribirse a ningún color político concreto, sino que corre por la sangre de alcaldes y concejales de izquierdas y de derechas, liberales y socialistas, progresistas y conservadores, hasta el punto de que uno se plantea si la vara de mando incluye también un kit con cinta y tijera con instrucciones de uso para el final del mandato.

Así que estos días la atención de los equipos de gobierno se centra en rematar rotondas y en adecentar aceras; las luminarias LED proliferan en barriadas periféricas y pabellones, y los parques infantiles y para mayores surgen hasta en las plazas públicas de las aldeas más insospechadas para alegría de los vecinos. En Rivero de Posadas, por ejemplo, hace unas semanas el diputado provincial de Infraestructuras, Maximiano Izquierdo, inauguró el nuevo asfaltado de una zona pública, en un azul intenso que invita a zambullirse, y días atrás también quedó por inaugurada la mejora del acceso al vaso de la piscina pública de La Granjuela, una intervención presupuesta en unos 3.700 euros, lo que vendría a ser una obra doméstica.

Donde llevan tiempo afilando las tijeras y con escasas perspectivas de hacer el corte de cinta antes de las elecciones municipales es en Puente Genil, donde el nuevo cuartel de la Guardia Civil aguarda su apertura desde hace años pese a que las obras están ya terminadas. Esta misma semana, la subdelegada del Gobierno, Rafaela Valenzuela, se comprometía con el alcalde, Esteban Morales (PSOE), a agilizar este procedimiento interminable.

Por cierto, que en unos días empieza la temporada de las grullas en Los Pedroches, una de las imágenes clásicas del invierno en la provincia. Con este motivo se han organizado sendas jornadas de avistamiento los días 15 y 17 de febrero en torno al pantano de La Colada, en la localidad de El Viso. No sería descabellado encontrarse por allí a algún político con la cinta y las tijeras.