Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

La sombra que da la parra

Ojalá pudiera contarte todo lo que he aprendido desde que tú no estás

Ocurre que en el campo y en el pueblo siempre hace más fresquito que en la urbe. Que la vida va más lenta y no por eso se llega menos lejos, sino más a gusto. No está el ruido de terraza trasnochada y la persiana a deshora, solo algún gallo y algunos perros aportando banda sonora.

El agropop, el fascinarse con lo desconocido que ha sido lo de siempre y tomarlo como exótico, cuánto pego. Pero qué verdad, que por las noches refresca y eso en el otro sitio no pasa. Que si unos tomates por aquí, unas ciruelas por allí, esto no te lo venden en el supermercado, mira qué sabor.

Y tú no querías campo ni para atrás, que a ver qué se te ha perdido a ti allí, sin wifi. Pero no está mal regar con manguera y comerte los huevos de la mañana y es que aquí todo sabe distinto, o al menos eso dicen.

Nunca es tarde para darte cuenta de que todo nace de un sitio y ese sitio es más básico que todo lo que te has llegado a imaginar. Tan básico que todo brota de ahí, y tú no te has querido dar cuenta. El acento que te marca, la tolerancia a cierto dolor, la familia que es el origen, el feminismo de base.

Mujer rural que es sinónimo de mujer valiente, el techo de cristal más destrozado que nunca cuando las hectáreas son el trabajo de sus manos y de nadie más. El referente que cambia de vertiente porque crecer es aprender y aprender es darte cuenta de que te has equivocado.

Qué bien se está aquí, a la sombra que da la parra, que te has enterado hace poco que se llama parra, pero qué bien se está. Los higos están saliendo, ya mismo se pueden comer, aunque a mí no me gustan los higos, pero qué bien que ya mismo se puedan comer.

Todo aquí son buenas noticias, hasta que te enteras que el perro se ha comido una gallina, pero a ver quién le mandaría tener las gallinas sueltas. Todo aquí huele distinto porque siempre parece que se acaba de regar.

Aquí todo sigue siendo exactamente igual a como lo era hace años, cuando apenas alcanzabas esa rama del olivo que ahora miras algo más encorvada y pensando que ojalá la aceituna se ponga más gorda. Todo es igual porque es milenario y tú que no llevas nada en este sitio empiezas a darte cuenta ahora de que aquí es donde está la base. Ojalá pudiera contarte todo lo que he aprendido desde que tú no estás.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios