Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Al punto

Un ministro no puede meterse en la vida de nadie y menos aún decirme qué puedo comer o beber

Entre otro de sus aciertos, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, llegó a decir que el turismo era un sector de la economía española que no generaba valor añadido y le cayeron los consabidos zascas. Ahora ha dicho con toda lucidez que hay que reducir la ingesta de carne, que está la cosa del medio ambiente fatal y que si reducimos su consumo, pues todos seremos más felices y respiraremos mucho mejor y, además, seremos esbeltos y estaremos la mar de bien. Con estas declaraciones, el de IU se ha echado encima a todo un sector de vital importancia para la economía española, el ganadero, que se ha levantado casi en armas. Tanto, que hasta su jefe, el presidente Pedro Sánchez, le ha desautorizado por completo con eso de que el chuletón al punto es imbatible.

Podría haber hablado Garzón de yo qué sé, de que la luz está registrando precios inasumibles para la gran parte de España, del coste de la gasolina, o mejor, de la tremenda subida de impuestos que nos aguarda con eso de alcanzar la armonización fiscal. Pero no, mejor dar una patada adelante y decir que hay que comer menos carne por el bien del planeta. También me asalta la pregunta de que si con esta metedura de pata, totalmente orquestada, se nos avecina la subida del precio de la carne, con nuevos y sangrantes impuestos, que aquí todo es posible.

Quizá, a su juicio, eso de salir poco le convenza y le vaya fenomenal, porque cuando sale la lía y sabe que va a ser tendencia y va a estar en el salseo mediático durante unas horas, en las que aprovecha para defender aún más sus creencias. Si de algo podemos presumir en España es de nuestra rica y variada dieta mediterránea, que ciertamente incluye carne. El problema por lo que se ve, viene a ser, la gran cantidad de metano que expulsan las vacas por sus partes pudientes, como todo hijo de vecino, y que por eso hay que ser más sostenible y reducir su consumo. Algo, por cierto, avalado por la ciencia, que no se puede olvidar, que aquí no se deja nada al azar, ni puntada sin hilo y no se puede olvidar la crisis climática, que ya no es que nos aceche, es que nos está matando. Quizá haya que ampliar la vista y focalizar el problema en otra parte del mundo, que aquí tenemos un fantástica ganadería extensiva y ecológica.

Sin embargo, a mi forma de entender, un ministro no debería meterse en la vida de nadie, ni menos aún decirme qué tengo o puedo comer o beber, que para eso soy responsable de mis actos. Y sí, hay que tener sentido común, pero quizás eso es pedir mucho.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios