En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

El ejemplo de Daya Florez

Hace unos días, Daya Florez, fan del Real Madrid, se vistió con la camiseta número 14 del Atlético de Madrid femenino, la camiseta de Virginia Torrecilla, y se hizo una fotografía con la misma. La foto la colgó en redes sociales con el siguiente texto: "Hola Virginia Torrecilla. Cómo madridista que soy, jamás pensé que vestiría una camiseta que no fuese la blanca con tanto orgullo. Pero llevar esta, con tu nombre, me hace inmensamente feliz. Te admiro como jugadora y como mujer guerrera y luchadora. Volverás más fuerte!". Sí, Virginia Torrecilla volverá más fuerte porque representa algo más que una jugadora de fútbol que lo da todo en el campo. Su lucha contra el cáncer ha servido de ejemplo para muchas personas y esta fan del Real Madrid le ha querido dar su pequeño homenaje comprándose esa camiseta con su dorsal. Hace unas semanas, ella misma daba a conocer que su tratamiento -que comenzó el pasado mes de septiembre- había finalizado y antes de someterse a el mismo tuvo que ser intervenida de un tumor cerebral. El camino ha sido largo, lo mismo que lo va a ser el de su vuelta a los terrenos de juego, pero ella nunca baja los brazos.

Esas palabras de Daya Florez no han pasado desapercibidas para la jugadora del Atleti, que le ha respondido con gran emoción. "No sabes lo feliz que me hace leer estas palabras. Ojalá más gente como tú que mire más allá de la rivalidad. Gracias por demostrar que el deporte es mucho más que colores". Tal y como he escuchado en Deportes Cuatro, "gestos como estos dan sentido en muchas ocasiones al fútbol. Detrás de una camiseta o como bien dice Virginia unos colores hay personas. La lucha y el afán de superación de la futbolista del Atlético de Madrid es de admirar sea del equipo que seas".

Suscribo más que nunca estas palabras cuando ha ocurrido, contrastes de la vida, justo al mismo tiempo que este homenaje, un hecho patético entre quienes dicen representar a las aficiones del Atlético y del Real Madrid, un hecho más propio de la prehistoria que del siglo XXI. Radicales del Frente Atlético (Atlético de Madrid) y de los Ultras Sur (Real Madrid) protagonizaron una batalla campal en un descampado a las afueras de la capital, una pelea pactada por ambas partes. En el combate -similar a los protagonizados por radicales rusos- tenían la prohibición de portar cualquier tipo de arma. Fue un duelo a puñetazos y patadas, siendo el ganador el que más hombres mantuviese en pie. Lamentable que para algunos la vida se entienda así, que el amor por unos colores o unas ideas se convierta a la vez en odio por todo lo que represente o signifique el otro.

Estos hechos me han traído a la memoria cómo de niño me reprendió mi padre cuando salté de alegría por un 5 a 0 del Kaiserslautern alemán al Madrid. "No quiero fanáticos en mi familia", me dijo. Por eso, gran ejemplo el de Daya Florez.

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