Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

El día de la marmota

Es más que cierto y evidente que el coronavirus, en toda sus variables, sigue entre nosotros

Bill Murray fue el protagonista en 1993 de la comedia que en España se tradujo como Atrapado en el tiempo, aunque el título original en Estados Unidos era algo así como El día de la marmota, que es lo que estamos viviendo de nuevo. La nueva medidas acordada por Moncloa ahora es la del uso obligatorio de la mascarilla y yo me pregunto: ¿alguien realmente la ha dejado de usar en todo este tiempo? En serio, ¿es suficiente? ¿Alguno de los que están en los sillones institucionales con plaza de mando se ha pasado por algún centro de salud? No estaría de mal que lo hicieran y dejaran de tomarnos, como siempre, como tontos.

Es más que cierto y evidente que el coronavirus, en todas sus variables, sigue entre nosotros por más que nos empeñemos, igual que el miedo, que a veces puede llegar a ser irracional. Comenzamos hoy, día de Nochebuena, las vacaciones de Navidad, marcadas de nuevo por la pandemia. Y como el miedo, además de irracional también es libre, cada uno las disfrutará como pueda. Pero después de casi dos años ya con el SARS-CoV-2 como invitado pesado, no hemos aprendido. No hay una ley pandemias, como reclaman algunos presidentes regionales, por aquello de que nos venga otra y nos vuelva a coger desprevenidos.

No se aprueban restricciones de ningún tipo, no vayan a enfadarse más los sectores afectados ni los más pequeños se queden sin disfrutar de estas entrañables fiestas. Los expertos alertan, de nuevo, del riesgo en los interiores, pero también de las aglomeraciones. Nos invitan a que esta noche cenemos con dos chaquetas puestas por aquello de la ventilación, que circule el aire y que, además, sea en grupos reducidos; y menos mal que este año no se han afanado en volvernos a explicar el concepto de allegado. Casi igual que la pasada Navidad, salvo que en España somos los campeones de la vacunación y que, ciertamente, alivia las hospitalizaciones por coronavirus.

Sin embargo, queda mucho por recorrer, porque esta sexta ola ha vuelto a poner al descubierto el problema que atraviesa la Atención Primaria en toda España, que los recursos nunca son suficientes y que, como ya he dicho, el miedo es libre. Así que para evitar que el año que viene esto no sea igual y no nos levantemos cada día como Bill Murray atrapados en el tiempo, habría que tomar alguna decisión valiente y dejar de marear la perdiz. Feliz y Santa Navidad.

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