Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

Los combates de los otros

La pelea del Caballeros de Santiago es la defensa de la educación pública desde lo más personal

Las familias del colegio Caballeros de Santiago de Córdoba capital llevaban todo el verano en pie de lucha intentando que Educación no les eliminase una unidad de Primaria. La batalla se jugó en los medios de comunicación, en los grupos de Whatsapp, en reuniones organizativas. Donde las familias no pudieron mostrar sus cartas fue en una sala de la Delegación de Educación, aunque sí pudo entrar la dirección del colegio. La lucha, además, se perdió, y el centro tendrá ahora un aula mixta con alumnos de primero y segundo mezclados.

Cuando se escuchaba a la presidenta de la asociación de madres y padres del centro, Elena Valle, se daba una cuenta de lo ajenos que estamos a las batallas que no nos tocan de cerca, al menos a esas que no nos duelen en lo personal. "Nos deja heridos de muerte". Así definía Valle la situación en la que quedaba este colegio cordobés con la supresión de esa unidad.

La lucha del Caballeros de Santiago es solo un ejemplo de cómo se está gestionando la Educación desde la Administración. No se pueden lanzar mensajes de tranquilidad desde ciertas instancias mientras los profesores de los centros no tienen una información concreta sobre cómo afrontar lo que se le viene encima. No se puede insistir en la importancia de la distancia de seguridad cuando no se tiene voluntad de evitar que haya clases con más de 20 y 30 niños juntos. Y tampoco se puede insistir en la imposibilidad de bajar la ratio en un momento en el que precisamos de todas las medidas a nuestro alcance para que la vuelta a las aulas no sea un absoluto desastre.

Decía Inmaculada Troncoso, delegada de Educación, el pasado 24 de junio que no se iba a cerrar ninguna unidad educativa en Córdoba y han bastado menos de tres meses para demostrar que eso era falso. Solo con cosas como ésta deberíamos empatizar aunque fuera en lo más mínimo con las cruzadas como la del Caballeros de Santiago. Las declaraciones de los altos cargos no deberían ser solo objeto de sonrojo cuando se tira de hemeroteca, tendrían que ser la mecha que prenda la llama que avive el fuego y las ganas por hacer las cosas bien y entender los combates de los otros. La pelea del Caballeros de Santiago es la defensa de la educación pública desde lo más personal, desde lo que nos toca. Y este asalto es cosa de todos.

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