Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

La base, Jaén y Juan Marín

Decir que en Córdoba estamos poco habituados a salir ganando es quedarse cortos. Somos la ciudad que lleva años hablando de su buena posición logística sin materializar esta baza en nada tangible o la provincia donde la inversión del Estado aumenta por la construcción de un baipás que le quitará trenes a su estación. La noticia de la década (lo de la base logística del Ejército, para los rezagados) llega a Córdoba en un momento horrible y, por esto mismo, la felicidad se ha desatado.

Pero claro, ni estamos acostumbrados a salir ganando ni somos dados a estar tranquilos. Mientras nosotros abríamos botellas de champán (en sentido figurado, digo yo) en Jaén descorchaban las críticas al entender que su no designación (o más bien la designación de Córdoba) no era justa. Si hay alguien capacitado en este mundo para comprender a Jaén en estos momentos esos somos nosotros, y no vale la pena repasar el episodio de la Capitalidad Cultural, que algunos todavía tenemos las banderolas azules guardadas de recuerdo en un cajón.

Que esto ha sido una decisión política está tan claro como el hecho de que cualquier otra designación también lo habría sido. No es esto una apertura pública de sobres para elegir a la empresa que va a controlar los Patios. Y esto es tan obvio como obvio es que Córdoba es la ciudad perfecta para acoger la base logística, haya ministras, socialistas, cordobesas o todo junto con presencia en la Moncloa y sus alrededores.

Aún así, la decepción de Jaén es legítima e incluso creo que sus críticas lo son. Cuando se te escapa de las manos un proyecto de este tipo sales con todo, más allá de estar de acuerdo con sus ataques a la propuesta de Córdoba, alabada ya en varias ocasiones por la ministra de Defensa y que los jiennenses no juzgan tanto por su contenido sino por el tiempo que en ella se empleó (hemos encontrado la fórmula de hacer las cosas rápido y bien).

Pues tan fácil es entender a una provincia hermana (conozco tus pesares porque también yo lo padezco) como complicado es escuchar a Juan Marín y no echarse las manos a la cabeza. El vicepresidente de la Junta daba la semana pasada las gracias al Gobierno por elegir a Córdoba y ayer, ojo, acusaba a Carmen Calvo de tomar ella misma la decisión y hacerlo "a dedo". Está feo, señor Marín, intentar sacar rédito político de un enfrentamiento entre dos provincias que forman parte de la comunidad que usted dirige. Deslegitima una designación que usted mismo alabó hace menos de una semana y deja, además, a sus compañeros de Cs en Córdoba, como suele decirse, en bragas. Lo peor de todo esto es que, al final, perderemos la capacidad de sorprendernos y esto Marín lo pone muy fácil.

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