Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

¿Séptima qué?

Ahora el covid ya no es un problema, se ha dejado con sordina y no suscita interés, salvo el de quien lo pasa

Raro es ya quien no hay pasado el Covid". Es lo que me dijo hace apenas una semana una gran amiga que sigue inmune frente al coronavirus a pesar de que gran parte de su familia se ha contagiado y con quien ha mantenido contacto sin saber que el test había dado positivo. Debe ser cierto, porque aquellos que han mostrado una resistencia inaudita al virus son cada vez menos y, a buen seguro, lo serán porque a este paso la inmunidad la vamos a ganar todos contagiándonos. Y, con esto, pues se acaba ya todo de una vez.

Sin embargo, pocos son los que se atreven a reconocer que este aumento de contagios responde a una séptima ola, no vaya a ser que empeoren las previsiones económicas y turísticas de la temporada y se vaya al garete todo de nuevo después de más de dos años condicionados por este virus y la crisis económica en la que estamos.

Ahora el Covid ya no es un problema, se ha dejado con sordina y apenas suscita interés, salvo para quien lo pasa, que su poco de fatiga lleva al padecerlo en sus carnes. Es más, el hecho de que tampoco se contabilicen todos los casos que se registran, solo los de la población mayor de 65 años, pues también deja en entredicho una información veraz y real de lo que pasa, porque hay personas de mucha menos edad que se están viendo afectados por el Covid. Por arte de birlibirloque, su positivo no deja rastro en la incidencia acumulada y, con ello, no se engordan las estadísticas ni se tienen datos para contrastar. Total, ¿para qué?, ¿para crear alarma? Mejor vivir en la inopia como hacen muchos y no afrontar la realidad.

Sea como sea y, a pesar de que se aspira a silenciar este virus -o al menos, es lo que parece-, lo es cierto que ya ha salido a la palestra alguna que otra voz de alarma que lanza el consejo, que no la obligación, de volver a cubrirnos la boca y la nariz con la mascarilla, la misma que tantos contagios han prevenido en todo este tiempo.

Pero claro, es que estamos en verano y la falta de profesionales sanitarios, que también tienen su derecho a disfrutar de sus merecidas vacaciones, hace que la atención ante un repunte de casos no sea del todo eficiente y dañe, de nuevo, la imagen de la gestión de la sanidad pública. Pero ni eso, ni lo de la cuarta dosis de la vacuna, que a este paso una ya no se sabe si lo que quieren es que caduquen, porque tampoco hay nada previsto ni definido.

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