Policías y mendigos en la cumbre europea

Jamás he visto tanto despliegue policial como tampoco nunca he visto tantos menesterosos durmiendo en la calle

Ha sido una constante en la Historia ocultar a los pobres durante las visitas de reyes y jefes de Estado a las ciudades. Sobre todo, para hacer creer a los mandatarios que lo están haciendo bien y que no hay miseria en las ciudades que dominan. Durante la dictadura, cada vez que Franco visitaba una ciudad los munícipes de la mismas se afanaban para que estuviera limpia y exenta de “mendigos, vagos, maleantes y gente del mal vivir”, como decía aquella famosa ley. Con eso pretendían que el dictador no viera pobres por las calles durante su recorrido triunfal. Uno de los sucedidos graciosos que nos contaba Eslava Galán a Paco Izquierdo y a mí en aquellos ratos en la taberna de El Gorrión, era sobre la vez que Franco anunció su visita a Jaén a finales de los sesenta. El Ayuntamiento de la capital decidió meter en la prisión provisionalmente a los mendigos que andaban sueltos por las calles para evitar la mala imagen que pudieran dar en tan magna visita. Y hasta la cárcel llevaron a Piturda, el mendigo más famoso que haya tenido la capital del Santo Reino. Piturda pasaba las noches arropado por cartones y pasaba más hambre que el perro del afilaor. Cuando lo llevaron a la cárcel comprobó que allí tenía tres comidas aseguradas y que la cama era más blanda que el banco en el que dormía todas las noches. Se dio cuenta de que en la cárcel vivía mejor que en la calle. El día de la visita de Franco, hubo un pequeño motín en el que los presos liaron una gran escandalera. Al ver Piturda el follón que se había liado con los gritos de los reclusos pidiendo la amnistía, se subió a una mesa y todo preocupado gritó: ¡Callaos joer, que nos van a echar!

No sé si el Ayuntamiento de Granada tiene pensado esconder a los pobres durante la cumbre que reunirá a los jefes de Estado europeos. Sí sabemos que la ciudad ya está tomada por la Policía y que será un suplicio conducir por sus avenidas. Jamás he visto tanto despliegue policial como tampoco nunca he visto tantos menesterosos durmiendo en la calle: en los bancos de Puerta Real, en las escaleras del Isabel la Católica, en los cajeros de los bancos… Esa es la realidad y no otra. Le han tomado los mendigos tanto cariño a Granada que no me extrañaría que en alguna manifestación de esas que preparan los colectivos anti-cumbre alguno gritara: “¡Callaos, joer, que nos van a echar!”.

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