Tinta y borrones

Pobreza

Quizá la realidad que contamos queda muy lejos para ese 40% que no llega a final de mes

Cuatro de cada diez cordobeses viven en riesgo de pobreza. La mayoría puede incluso que tenga un trabajo, pero está en situación de exclusión. No llega a final de mes, le cuesta mantener a su familia. Es la clase trabajadora empobrecida que ha surgido de manera paralela a la crisis y que se mantiene en esta sociedad a pesar de que cada vez son más los mensajes que repiten que la recesión se ha acabado. Diez años después hay aún heridas abiertas muy difíciles de curar y, la más importante, es ese estado de desánimo o resignación ante lo que nos ha tocado vivir. Si el mileurista era alguien no deseado hace diez años, ahora es todo un triunfador. Si la media jornada se descartaba hasta que saliera algo mejor, ahora es el objeto de deseo de aquellos parados que llevan muchos meses sin ingresar ni un euro en su cuenta corriente. Si la experiencia era la mejor carta de presentación para optar a un contrato, ahora no queda más remedio que invertir ese tiempo en másteres y cursos para luego acabar poniendo copas en Picadilly Circus.

De vez en cuando vienen colectivos como la Red de Lucha contra la Pobreza para darnos un toque de atención a todos, medios incluidos, y ponernos el foco en lo que no contamos todos los días. Entonces quedan en un segundo plano las disputas entre el cogobierno por la innovación del Plan General de Ordenación Urbana de Cosmos, las asambleas de Ganemos a las que asisten 15 personas para decidir sobre los presupuestos, las cartas que se intercambian Puigdemont y Rajoy. Digo yo que deberán ser los únicos que se carteen en esta época, más allá de las empresas que siguen enviando la factura a casa.

No se trata de que todo esto no sea importante, que lo es, pero quizá forma parte de una realidad paralela a la que no llega un porcentaje importante de la población, quizá ese cuarenta y pico por ciento que bastante tiene con poner un plato en su mesa al final a mediodía y por la noche. Un estudio reciente vinculaba también la tasa de pobreza y de exclusión con la no participación en la vida política y la abstención en las elecciones. Este colectivo tiende a pensar, no sin razón, que la clase política no puede resolver sus problemas. De vez en cuando vienen bien este tipo de informes para que todos nos paremos a reflexionar un poco y convertirnos altavoces de los que casi nunca pueden hablar.

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