Tinta y borrones

Ciclos

La Gerencia parece el caramelo que todos quieren, aunque puede ser un caramelo envenenado

Andan estos días en Capitulares dejándolo todo a punto para la nueva corporación. Como pasa cada cuatro años se da brillo al suelo, un lavado a las cortinas, se perfila que todo esté a punto para la gran cita que tendrá lugar este sábado con la elección del nuevo alcalde de Córdoba. Ese sábado hasta los periodistas sentimos que es un día distinto, hasta nos seguimos emocionando por poder contar parte de la historia de esta ciudad y nos reconciliamos hasta con quien nos ha tratado mal o regular. Son unos días estos, como suele decirse, de pelillos a la mar.

Los despachos que ahora ocupan los partidos en el gobierno también evidencian que algo pasa o que algo se acaba. Es una sensación extraña, como la de los fin de curso de Primaria, cuando ayudábamos al profe a recoger los dibujos y cartulinas pegados por la pared de la clase. Cuando en los últimos días ya no hacíamos prácticamente nada y nos dejaban jugar con globos de agua en el recreo. Cuando sabíamos que todo acababa, recogíamos las notas con más o menos ganas y, aunque sabíamos que teníamos tres meses de vidorra, teníamos también un pequeño sentimiento de tristeza por aquello de dejar de ver a diario a nuestros amigos.

Algo así pasa estos días en Capitulares, donde además esto del calor está afectando y no hay muchas ganas. Ni siquiera parece haber ganas de negociar. PP y Cs parece que tienen claro que no hay otra opción y están dejando que pase el tiempo a pesar de que apenas quedan cinco días para la investidura. Nada que ver tiene este periodo con el que vivimos hace cuatro años en el conocido como pacto de Plateros, porque se celebró en la Sociedad de Plateros de María Auxiliadora, hoy sede tácita de Vox en las citas electorales, y donde don Manuel Bordallo nos trató siempre estupendamente a la prensa.

Esperemos que tampoco se parezca mucho esta negociación al final de la de hace cuatro años, cuando el viernes de madrugada todo saltó por la aires a costa de la Gerencia de Urbanismo. Entonces nadie la quería, hoy todos la anhelan. El caramelo de poder ser el partido que devolvió la actividad económica a la ciudad es demasiado goloso. Aunque nunca hay que perder de vista que siempre puede convertirse en un caramelo envenenado.

Mientras tanto, aquí seguimos, recogiendo los murales de clase, llenando cajas y cerrando ciclos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios