Nanopolítica

La tendencia es olvidar la gran política, la que crea oportunidades, para caer en la nanopolítica 'pandurista'

La política municipal ya se sabe que no existía en Córdoba hasta que llegó Ganemos. Con sus concejales entró la gente en las instituciones, porque se ve que lo de antes, los nietos y tejadas y las morunos y caracueles, eran hologramas. Ganemos, por eso, por estar construyendo en la nada, que mira que tiene mérito, siempre innova y ahora se lanza a la producción audiovisual pseudoperiodística. ¿Se habrán dado cuenta de que los periodistas preGanemos somos también hologramas? ¿Nos habrán descubierto? Temblor de piernas. El caso es que la última producción ganemita, que lo está petando, es un vídeo en el que cuestionan si la construcción del C4, el aún nonato Centro de Creación Contemporánea, fue pertinente. Para ello sacan a un reportero a la calle con su micro y su prejuicio y buscan a una serie de personas del barrio para que digan lo previsto. Que si el C4 es un coche, que si cualquiera sabe, que si vaya gasto, que si los 30 millones se le debían de haber dado a los necesitados. Mucha demagogia pero algo peor aún, un enfoque en el que se demuestran dos cosas: que en Ganemos se sabe poco de desarrollo urbano y que su concepto de la política es chato de narices. Sal gorda en fin con la que se olvidan de la histórica demanda de un centro de arte contemporáneo y de la que se sirven para mezclar churras con merinas. O sea, para no distinguir entre la necesidad de que una ciudad tradicional en exceso como Córdoba tuviese una gran ventana abierta a lo contemporáneo y la horrible gestión que la Junta hizo con este proyecto hasta desnaturalizarlo por culpa de los celos y recelos que despertó en Sevilla. Y lo peor en todo esto no es que Ganemos dé síntomas de hacer política basta, sino que se aprecia una tendencia a olvidarse de la gran política, la que transforma a la sociedad y crea nuevas oportunidades, para caer en la nanopolítica, que consiste en hacer sólo cosas chiquititas con mente pueblerina. Algo así se ve también en los presupuestos municipales, ayunos de ideas y que demuestran que hoy el péndulo está al otro lado de aquellos tiempos locos de Rosa Aguilar y Pepe Mellado en los que se pecó de lo contrario. Entre la irreal Córdoba de la maquetas y la añeja Córdoba del pan duro y la subvención supongo que debe existir una justa mitad.

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