Luz en la charca

Macron se alza como una penúltima oportunidad. No es poco después de tantos errores y entre tantas amenazas

La apocalipsis que auguraba el triunfo de Donald Trump se ralentizó anoche con la clara victoria del liberal Macron en Francia. Marine Le Pen salió escaldada del lance electoral, dejando claro que todavía existe en el país vecino una amplia mayoría de ciudadanos que creen que el modelo europeo basado en las libertades económicas y civiles y que el aumento de las políticas comunes son la vía más idónea para persistir en la senda del progreso y de la paz. La victoria, pese a ser amplia, no significa sin embargo que los peligros hayan pasado, y a la propia Marine Le Pen se le vio anoche en su discurso preparada para buscar las fórmulas que le permitan ampliar las bases de su electorado. No cesarán en su empeño, pues lo suyo es un ideal viejo y nostálgico, imposible si se mira bien, pero no deja de ser un utópico ideal. Del mismo modo, tampoco las fuerzas neocomunistas y anticapitalistas se desentenderán de su quimera marxista, adaptándola a los nuevos tiempos para darle bríos renovados a ideas que acumulan decenas de fracasos. Al europeísmo le tocará por tanto responder y aprovechar esta penúltima oportunidad que los electores le están dando en países como Francia, Holanda o España. Y lo evidente en esa penúltima defensa de los ideales europeos es que ya no se podrá montar sobre los partidos tradicionales, sino sobre nuevas formaciones como la de Macron, que tienen el aval de no venir manchadas por la corrupción y el déficit de que sus estructuras son demasiado livianas. Tendrán que crecer rápido o fallarán. Junto a lo que también se advierte otra clave: la necesidad de que, al igual que un liberalismo de corte más social le está plantando frente al nacionalismo, exista también una nueva socialdemocracia de rostro limpio que sea capaz de reivindicar los logros de la izquierda moderada. Europa se mueve en cualquier caso, y Macron se alza en ella como una clara esperanza. No es poco después de tantos errores. No es poco a pesar de que en la charca turbia que es el presente los cocodrilos de los viejos relatos totalizadores que dejaron a Europa hecha en un cementerio hace no tanto sigan pegando dentelladas y a la espera de su hora.

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