En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

Aquel Loquillo en la Axerquía

Corrían los últimos años de la pasada década de los 80 o quizás fuera en 1990 ó 1991, no lo recuerdo bien, solo sé que fue un día muy especial para quien tuvo la suerte de vivir el que hasta el momento ha sido el mejor concierto de Loquillo en Córdoba, entonces con sus Trogloditas. Todo músico o grupo tiene su concierto con mayúsculas y el que el cantante de El Clot ofreció ese día en el Teatro de la Axerquía fue uno de ellos. El propio Loquillo lo recordó casi 30 años después cuando saltó al mismo escenario, un escenario en el que nunca ha dejado de sentir el calor de un público que lo idolatra y al que volverá el próximo sábado 10 de julio dentro de la 40 edición del Festival de la Guitarra de Córdoba. Eran otros tiempos, aquellos en los que un chaval de Barcelona llamado José María Sanz Beltrán se había colocó el sobrenombre de Loquillo en homenaje a ese pájaro loco de los dibujos animados. Aquel chaval que sin bajarse del cadillac solitario, con el paso de los años acabó pasando de los tirantes de albañil al traje negro de gangster y de los ritmos de garaje a los poemas musicados de Gil de Biedma, pero él nunca ha olvidado el camino de ida, como bien definía la periodista Irene Contreras en una de sus crónicas.

Aquel Loquillo, el de los tirantes, incendió la Axerquía desde los primeros acordes de Carne para Linda, la canción con la que abrió un recital de puro y a la vez bastardo rock and roll, que continuó con La Policía, Pégate a mí, María...Eran tiempos de excesos, de demasiados excesos, los tiempos del A por ellos, que son pocos y cobardes, disco en directo que superó los 600.000 ejemplares vendidos y que se mantuvo durante 22 semanas en 1989 entre los diez álbumes más vendidos en España, llegando a alcanzar la posición número 3 en agosto de ese año.

Nada que ver con lo que espera el próximo sábado 10 de julio, día en el que El Loco se enfundará un traje de dandy para recordarle al personal, otra vez en el mágico para él Teatro de la Axerquía, que él es el último clásico, como se titula su último disco y como se llama la gira que lo presenta. Eso sí, su rock and roll actitud no ha variado un ápice en los 30 años que separan ambas actuaciones. Como él mismo defiende, "hay artistas testigos de su tiempo, pero a mí me gusta ser protagonista". Es el último clásico al estilo de su admirado Johnny Hallyday, con quien dejó para la posteridad una canción que es imprescindible en su repertorio, Cruzando el paraíso. Y es que Loquillo, como hombre de negro, te invita en cada uno de sus conciertos a cruzar el paraíso, a transitar por esos territorios libres al ritmo de un rock suave, mientras el mundo que conocimos es parte de la memoria de jóvenes airados. Te lo cuenta alguien que es feo, fuerte y formal. Salud y rock and roll.

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