Benditas uniones (civiles)

El Papa incide en la reordenación de la doctrina hacia una Iglesia más plural e integradora

La dinámica de la sociedad, cada vez más global y heterodoxa, ha ido modificando los usos y costumbres en sus comportamientos, hasta sombrear aquellos tradicionales que todos tomábamos como modelo. Pasa sobre todo con el matrimonio canónico, que ya no es la forma más habitual de celebración de la unión entre un hombre y una mujer. Por causas diversas, no necesariamente ideológicas, la estadística nos dice que ya hay más uniones civiles que religiosas, e incluso abundan las que no son ni de unas ni de otras, pues los hay que prefieren hacer vida en común sin que se entere el Registro Civil.

La cuestión, naturalmente, no ha pasado inadvertida para la Iglesia católica. Hace un tiempo, un amigo sacerdote me comentaba la incomodidad que sufría cuando, con la mejor voluntad (la rigidez del precepto y la dificultad inherente a la nulidad del matrimonio religioso basado en la indisolubilidad del vínculo hacen que muchas parejas, a su pesar, opten por sellar su relación por lo civil, pasando a ser poco menos que cristianos de segunda) un amigo le pedía que celebrase una misa para “bendecir” la unión, generalmente ante una imagen de su devoción. No fueron pocas las veces en que se sorprendía cuando al aparecer por el presbiterio se encontraba el templo lleno de gente, vestidos con sus mejores galas. En alguna ocasión (lo del flamenquito en las celebraciones litúrgicas fue de las pocas cuestiones que no resolvió el Concilio Vaticano II) incluso no faltó el inevitable grupito para exaltar las emociones.

El papa Francisco, tan sensible a los problemas sociales de nuestro tiempo, también a los que afectan a estos cristianos que han venido quedando excluidos por la ortodoxia militante, ha aprobado estos días el documento Fiducia Supplicans, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, por la que autoriza la bendición de “parejas irregulares”, esto es, las que no están casadas por la Iglesia, incluyendo las formadas por personas del mismo sexo. Eso sí, la bendición será impartida mediante una “oración breve y espontánea”, nada que ver con la profundidad del sacramento. El Papa incide así en la reordenación de la doctrina hacia una Iglesia más plural e integradora, acorde con los nuevos tiempos. Un anticipo, en cualquier caso, de los que muchos esperan que salga de las conclusiones del Sínodo que verán la luz el otoño próximo, a modo de resumen de su pontificado.

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