Joaquín Rivero vio a finales de los ochenta la oportunidad de recuperar la actividad bodeguera en su Jerez natal, una tradición familiar que tiene su origen en la bodega CZ fundada en 1650 y que reza como la primera del Marco documentada, pero que se vio interrumpida en tiempos de su bisabuelo. Eran años de profunda crisis para el jerez en los que "había posibilidad de comprar barato, y un visionario como mi padre lo vio claro, aunque muchos pensaron que estaba loco cuando se lanzó a comprar reliquias que otras bodegas pensaban que estaban muertas, que el negocio del jerez se había acabado".

Con aquellas viejas soleras de vinos excepcionales, y tras la compra en 1988 de un casco bodeguero en la calle Cordobeses, 3, en pleno corazón del barrio de San Mateo, la familia Rivero retomó la actividad vinatera con la elaboración en exclusiva de vinos VOS y VORS, que luego vinculó al arte y que no ha parado de crecer desde entonces.

Estudia comprar un solar para incorporar la oferta gastronómica y ampliar la pinacoteca

Tras la muerte en 2016 de Joaquín Rivero, su hija Helena cogió las riendas del negocio familiar para continuar los proyectos iniciados por su progenitor y lanzar nuevas iniciativas.

Puede que no sea una visionaria como su padre, aseguró ayer Helena, quien sin duda sí ha heredado la inquietud empresarial de su padre, tal y como demostró al anunciar que bodegas Tradición -que debe su nombre a la tradición bodeguera recuperada por la familia y a la forma tradicional de elaborar vinos- proyecto la creación de un espacio gastronómico y enoturístico en un solar de la calle Cordobeses en la que sería la tercera ampliación tras la adquisiciones previas de otros dos cascos bodegueros -en Cordobeses y Rincón Malillo- para la pinacoteca en la que expone parte de la colección de pintura española, la diversificación de la actividad bodeguera -finos y brandies- y la recuperación y catalogación del archivo documental de CZ y del archivo fotográfico.

Sobre el proyecto gastronómico, Helena Rivero avanzó que está en negociaciones con el Banco Santander para la financiación de la compra del solar y su edificación, si bien dejó entrever que la viabilidad del mismo depende de la posibilidad de poder habilitar una planta subterránea con idea de trasladar la totalidad de la colección de pintura, es decir, las 300 obras de las que actualmente hay expuestas 60 en la pinacoteca de la bodega.

La empresaria deslizó no obstante que mantendrá un encuentro con la alcaldesa para presentarle el proyecto y abordar las posibilidades del desarrollo urbanístico del solar, en cuya planta en superficie tendría cabida la oferta gastronómica, iniciativa que encaja en la apuesta por el enoturismo en boga en la ciudad y con la recuperación del casco histórico, en concreto de San Mateo e inmediaciones.

La bodega comparte con el Ayuntamiento el interés por revitalizar esta zona de la ciudad tras décadas de abandono y, de hecho, Helena Rivero anunció su total disposición a colaborar en la recuperación de la muralla y por habilitar una entrada a la ciudad desde San Mateo "más peatonal, comercial y social" a fin de propiciar una mayor afluencia de jerezanos y visitantes, para lo que cuenta con la contribución de proyectos hoteleros de alto standing que hay en la zona.

En tono irónico, la empresaria comentó que no le importaría que el viento de levante hiciera desaparecer el Palacio de Riquelme, cuyas ruinas tapan la vista de la bodega desde la plaza del Mercado y que se barajó en su día como posible ubicación de la pinacoteca, finalmente descartada por la falta de espacio y otros obstáculos para la transmisión de la propiedad. Pese a la dificultad del cometido, deseó lo mejor a los proyectos en los que trabaja el Ayuntamiento para la recuperación de un inmueble, con el que mantiene una relación de "amor-odio".

"Soy muy optimista aunque no tan visionaria como mi padre", afirmó Helena Rivero, quien sí heredó de su padre la pasión por el arte, por el vino de Jerez y por el brandy, del que confesó estar "enganchada" en el turno final de preguntas, en el que hizo una encendida defensa del destilado jerezano, para el que pidió la creación de una categoría superior al Solera Gran Reserva, asimilable si cabe, dijo, a los jereces VOS y VORS a los que se dedicó inicialmente en exclusiva Bodegas Tradición.

"Creo que vendría bien" manifestó en alusión a la creación de una categoría SuperPremium para el Brandy de Jerez, "cuya elegancia recuerda al Cognac y al Armagnac que se vende en París a 40 o 50 euros la copa del normalito".

Tras la "buena labor" de las bodegas y el Consejo para volver a situar al jerez en el mapa del vino, Rivero cree que "el siguiente paso debe ser explicar bien estos vinos, cómo se hacen, cómo se beben... explicar la versatilidad que tienen los vinos de Jerez, con los que se puede comer perfectamente porque acompañan a cualquier comida".