Córdoba | málaga · informe técnico

Y el remate, con uno menos

  • El Córdoba dio un repaso al Málaga en el primer acto, pero se fue al descanso con 1-1 · Paco apeló a la lógica con los retoques y el trabajo a balón parado fructificó

Fútbol e inteligencia emocional. El Córdoba sacó del campo a un Málaga que no demostró su condición de favorito al ascenso en El Arcángel. Empequeñecido, el combinado de Muñiz se encontró con el 0-1 cuando ya daba las gracias por llegar indemne al receso, aunque todavía hubo tiempo para una contra fulgurante en el 1-1. Limitado a la hora de hacer los cambios por las lesiones y la expulsión de Ito, Paco utilizó sus recursos con acierto y los blanquiverdes amarraron el triunfo en un córner, tras rondar el gol en varias acciones a balón parado.

Defensa

El Córdoba completó una primera parte casi modélica en el aspecto defensivo, pero el Málaga explotó su única laguna. Fue una desaplicación de los dos laterales, ya que Mario no obstaculizó el centro de Baha, Pablo Ruiz no acertó a despejar y Diego Reyes se dejó robar la cartera por Cheli. 0-1 en el 43'.

El conjunto cordobesista trabajó con orden y agresividad, adueñándose del balón gracias a una presión total. Asen, referencia arriba en el arranque, se desgastó muchísimo. Ito hizo una labor sorda y los centrales no se complicaron, con despejes contundentes y cruces eficaces. Y si hacía falta, cedían a Julio Iglesias para empezar desde cero.

Con el choque absolutamente controlado, el árbitro condenó un calentón de Ito. Muñiz sacó a Sandro para distribuir y Paco, a Endika, destinado a destruir. Tocaba sufrir con un 4-4-1. Ahora la pelota era del Málaga, beneficiado por la inferioridad numérica de un rival que ya no podía apretar con tanta intensidad. Además, Eliseu y Paulo Jorge refrescaron ambos costados. Quedaba un cuarto de hora.

El tramo definitivo se hizo eterno. Con uno menos y Antonio como recambio del lesionado Pierini -el equipo estuvo con nueve durante un par de minutos porque el sevillano tuvo que ser atendido-, el Málaga metió miedo con numerosos centros al área de Julio Iglesias. La tuvo Calleja, pero la bola le había caído a la diestra. La tuvo Baha, pero Julio Iglesias se lució. Esta vez, la prolongación no fue cruel.

Ataque

En el primer periodo, el peligro llegó a balón parado, especialmente. Cristian Álvarez y Asen se toparon con la madera en sendos barullos a la salida de un córner y una falta lateral, respectivamente, y Calleja sacó sobre la línea un testarazo de Pablo Ruiz en otro saque de esquina. Juanlu, Katxorro y Cristian se alternaron a la hora de botar.

No obstante, el juego profundo también reportó dividendos. Cristian Álvarez acarició el 1-0 en un remate a bote pronto tras una colada de Juanlu. Las laterales también subieron. Y el 1-1 llegó en una acción plena de verticalidad, merced a una asociación entre Arthuro, Asen y Cristian Álvarez. El brasileño había sustituido en el minuto 33 a Arteaga, ayer novedoso mediapunta, y ya en el 47'55'' dejó sin capacidad de respuesta a un Málaga que ahí acusó el deteriorado estado físico de Hélder Rosario: la zaga se resquebrajó por el medio.

En los cinco primeros minutos de la segunda mitad, Arthuro, Katxorro y Juanlu probaron fortuna en acciones de centro y remate. Sin embargo, la expulsión de Ito llevó a Jémez a sacrificar a Asen, con lo que el bloque perdió presencia ofensiva y Arthuro pasó a pelearse con el mundo.

A pesar del desequilibrio en las fuerzas, los anfitriones gozaron de alguna oportunidad relativamente clara, como una arrancada de Pablo Ruiz que le llevó a controlar el esférico en el área y dar el pase de la muerte o una volea de Juanlu desde la frontal que fue blocada por Goitia. El 2-1 se había palpado en un par de córners, y se concretó gracias a un modélico cabezazo de Pablo Ruiz a centro de Cristian Álvarez. A pie cambiado, por cierto.

Virtudes

El Córdoba puso bastante fútbol en el primer tiempo y muchísimo corazón en todo momento. Como guinda, la estrategia funcionó.

Talón de aquiles

El 0-1 cayó en el primer tiro a puerta del Málaga. La tontería de Ito obligó a redoblar el esfuerzo.

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