Sevilla Atlético - Córdoba CF | La Crónica

Las excusas, al cajón (1-0)

  • El Córdoba firma otra actuación mediocre y se complica su primer objetivo tras caer ante un rival directo

  • Más allá de lo que dejó el alargue, con dos ocasiones muy claras pese a estar con diez, así es imposible

Xavi Molina y Djetei intentan rematar en una de las últimas jugadas del partido.

Xavi Molina y Djetei intentan rematar en una de las últimas jugadas del partido. / Juan Carlos Vázquez

No se confundan con lo que pasó en el descuento. No se dejen arrastrar por esa sensación de amargura que puede dejar el remate al poste de Willy, o el posterior penalti no pitado por manos de Vacas, o ese balón que Kibamba sacó en la línea de gol tras el cabezazo de Farrando. Eso, que ocurrió entre el minuto 92 y el 95, es lo único salvable de otra actuación mediocre del Córdoba CF, un equipo que en su visita al filial del Sevilla se mostró menor y perdió las señas de identidad sobre las que había crecido tiempo atrás. Y no solo eso, sino también un partido ante un rival directo que lo supera en la tabla, dejándolo quinto, y echando otro puñado de espinas en el camino hacia ese primer objetivo de acabar entre los tres primeros que se complica mucho.

Incapaz de hilvanar más de dos pases con criterio, abusón del juego directo, amigo de las carreras y con dificultad para poner en el área pelotas hasta paradas, los blanquiverdes confirmaron su mal momento ante un Sevilla Atlético que exprimió su enésimo desajuste defensivo en lo que va de curso para anotar el único tanto de un encuentro lleno de imprecisiones que pudo decantar Piovaccari en un mano a mano en su tramo inicial, y que al final dejó una sensación de tristeza e impotencia, hasta pena. No solo por el presente, sino por el futuro, que obliga a una reacción inmediata, sin excusas de por medio, para encauzar la temporada.  

Tras el tropiezo y, sobre todo, esa imagen en decadencia mostrada ante el Recreativo Granada, Pablo Alfaro agitó el once para plantar cara al pujante filial nervionense, aunque solo en el frente ofensivo. Y no forzado por las bajas por lesión de Javi Flores y Carlos Valverde, sino también para buscar algo distinto a lo que todo el mundo podía esperar. La cantada entrada de Nahuel Arroyo por la izquierda se vio complementada con la vuelta a la titularidad de Piovaccari y el estreno de Ródenas, en una posición que quedó a medio camino de dibujar un 4-4-2 o un 4-2-3-1 que, en todo caso, desdibujó aún más si cabe la producción con balón.

De salida ya el Sevilla Atlético se mostró más incisivo, acumulando hasta tres balones parados que pasaron a convertirse en sinónimo de peligro en todo el choque; eso sí, el único con remate, casi sin querer, lo firmó José Ángel, pero muy alto. Sin capacidad para crear juego desde atrás, con las líneas más dispersas que de costumbre y dificultado por la presión en tres cuartos de campo de su oponente, el CCF intentó estirarse por fuera con las carreras de Nahuel y el apoyo de Espeso, y al menos consiguió poner freno al ímpetu local respondiendo con otra serie de acciones de estrategia sin opción a remate, al quedar cortos todos los envíos.

Alfonso Pastor atrapa el balón sobre la línea con Piovaccari presionando y Kibamba en segundo plano. Alfonso Pastor atrapa el balón sobre la línea con Piovaccari presionando y Kibamba en segundo plano.

Alfonso Pastor atrapa el balón sobre la línea con Piovaccari presionando y Kibamba en segundo plano. / Juan Carlos Vázquez

Parecía claro que el decorado del encuentro no era ni mucho menos el que más convenía a los intereses del cuadro cordobesista. Con todo, camino del cuarto de hora por fin fue capaz de construir una combinación larga por el perfil izquierdo, con Berto, Nahuel y Mario como creadores de un remate final de Ródenas, tras dejada de espaldas de Piovaccari, que atrapó bien Alfonso Pastor, sin dificultades porque salió centrado. Esa primera gran aproximación podía dibujar la senda correcta, pero como tantas y tantas veces en lo que va de curso, no hubo lugar a la continuidad. El juego directo, el balonazo desde campo propio, siguió siendo la vía más rápida para salir desde atrás, beneficiando siempre el trabajo defensivo de los nervionenses.

Con el juego cada vez más trabado, lleno de imprecisiones en pases aparentemente cómodos, la verticalidad local provocó poco a poco que el partido se fuera inclinando de su parte, aunque solo fuera a los puntos. Un error de Mario Ortiz a la hora de frenar una contra permitió a Luismi Cruz lucir su disparo de zurda, si bien se fue algo desviado. Isaac, con un cabezazo a la carrera para dar continuidad al centro de Pablo Pérez, fue el siguiente en inquietar a un Córdoba desdibujado ya no solo con la pelota, sino también sin ella, pues poco o nada se vio de esa presión habitual en bloque alto, fruto de esa enorme distancia entre líneas.

Así, el trayecto más corto para alcanzar el área sevillista era la acción personal, la contra. Y ahí Piovaccari es un maestro; el italiano, tras recibir en la transición directa, se la hizo a Kibamba y se plantó ante el portero, aunque su disparo fue al muñeco y el bujalanceño Alfonso Pastor repelió con el cuerpo. En la continuación, el propio ariete buscó con todo un envío de Farrando desde la derecha, si bien lo que encontró fue la testa de José Ángel. El impacto fue tal que la sangre tardó poco en correr por el rostro de ambos, aunque el peor parado fue el zaguero sevillista, que tuvo que ser sustituido. La entrada de Carlitos Álvarez llevó al técnico, Paco Gallardo, a ajustar la situación de sus hombres en el verde, aunque sin variar dibujo ni conceptos.

Piovaccari intenta llevarse el balón ante José Ángel. Piovaccari intenta llevarse el balón ante José Ángel.

Piovaccari intenta llevarse el balón ante José Ángel. / Juan Carlos Vázquez

De hecho, hasta el descanso, el Sevilla Atlético pasó a dominar algo más, liderado por la pujanza de Luismi y la movilidad del pichichi Iván Romero, que no acertó a conectar un centro-chut de Peral después del enésimo balón parado. Un zurdazo mordido de Juanlu, inquilino del lateral derecho, que recogió rodilla en tierra Isaac Becerra fue la última de una primera mitad que mostró una versión muy alejada de la mejor que se puede esperar del Córdoba, si bien eso no se tradujo en modificación alguna, lo que terminó por dibujar un inicio del segundo periodo similar, con los locales apretando más, con un punto más de punch.

El carácter, solo en la prolongación

Una arrancada de Piovaccari, con un derechazo final que se fue un metro fuera, y una falta lateral, esta vez pasada de fuerza que terminó con Alfonso Pastor nuevamente lastimado en su muslo derecho -ya le obligó a ir al suelo al final del primer tiempo-, fueron los dos primeros intentos blanquiverdes por volver a meterse en el duelo. Y aunque no hubo un cambio radical en el decorado, al menos fue la antesala de dos ocasiones con un punto más de peligro: otro derechazo blandito del ariete italiano y, principalmente, un testarazo de Djetei tras un córner al primer palo que se fue rozando la cruceta.

El partido ya estaba en su último tercio y Alfaro entendió que era el momento de meter una marcha más en ataque. La buscó con Moussa Sidibé, relevo de un errático Moutinho. Pero el movimiento nunca se sabrá si hubiera tenido efecto, pues a los tres minutos Alberto del Moral fue expulsado por doble amarilla, dejando a los blanquiverdes con diez. El técnico ajustó el equipo con la entrada de Djak Traoré por Ródenas para dejar un 4-4-1 ante un filial que intentó dar un paso al frente con el refresco de Simo y Casas para la vanguardia, si bien lo primero que hizo este último fue cortar una contra lanzada por Moussa y continuada por Nahuel, al que se le hizo de noche al ver el área con Piovaccari pidiéndola a su costado izquierdo.

Nada que ver con Iván Romero, máximo goleador de todo el Grupo IV, que no faltó a su cita para sumar su décimo de la temporada. Unos números tan brillantes que llevaron a la defensa a optar por mirarlo mientras cabeceaba, libre de marca, en el punto penalti y sin necesidad siquiera de elevarse, con los pies en tierra, un córner para hacer el 1-0. El balón parado, otra vez como en dos de los tres últimos tantos recibidos, dictaba sentencia, y para mal, pese a la experiencia, talla y demás que se le supone a este CCF. Y abría un escenario tan sumamente complicado en el que ya daba todo más o menos igual.

Djetei remata un córner en el segundo tiempo. Djetei remata un córner en el segundo tiempo.

Djetei remata un córner en el segundo tiempo. / Juan Carlos Vázquez

Con todo perdido, Alfaro tiró de Willy y De las Cuevas, pasó a jugar con dos delanteros más el apoyo final de Djetei como palomero y dejó una línea de tres atrás. Poco importaba porque el filial ya no se estiraba, pues le valía con armarse bien atrás para defender el cero en su portería. Y vaya si lo tuvo que hacer. Porque con la pelota parada como única aliada, pues de la construcción del juego mejor no hablar, llegaron en el alargue hasta tres oportunidades, a cual más clara, para haber salvado al menos el mal menor del empate ante un rival directo que ya había ganado por 1-2 en El Arcángel con el mismo ejecutor.

En la primera, Willy se topó con el poste y Vacas, con la mano, evitó el remate posterior de Miguel de las Cuevas, en un penalti que el árbitro obvió; en la segunda, desde la esquina, Farrando cabeceó elevándose a todos y Kibamba sacó en la misma línea de gol, y en la tercera, tras otro córner cerrado que repelieron entre el palo y un zaguero, Piovaccari mandó al limbo su zurdazo. Fue la última ofensiva de un Córdoba que solo en esos instantes, al verse ya contra las cuerdas, se mostró ambicioso y con carácter, algo que se echó en falta en los 90 minutos previos, lo que complica sobremanera su futuro en la competición. En El Arcángel toca reflexión, porque las excusas deben pasar ya a guardarse en el cajón.

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