Juventud Torremolinos - Córdoba CF | La Crónica
  • El conjunto cordobesista se impone a domicilio a un rival correoso y ya tiene a tiro la Copa del Rey

  • Germán Crespo hizo hasta nueve cambios en su once inicial y su equipo salió indemne de Torremolinos

Insaciable en la victoria (1-2)

Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de Casas en Torremolinos. Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de Casas en Torremolinos.

Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de Casas en Torremolinos. / Córdoba CF

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

El Córdoba CF sigue dando lecciones de profesionalidad y competitividad. El conjunto blanquiverde se repuso a un mal inicio ante el Juventud de Torremolinos y acabó llevándose un partido que le permite acceder a los cuartos de final de la Copa RFEF y ver así a solo un paso el objetivo de conseguir un puesto en la Copa del Rey. El cuadro cordobesista tuvo que sufrir para conseguir el pase ante un rival fogoso que solo se mostró vulnerable cuando le flaquearon las piernas en la segunda parte, momento que el CCF aprovechó para pisar el acelerador y decantar la balanza de su lado.

Ya fuera por los nueve cambios que Germán Crespo introdujo en el equipo titular o por las especiales características del Municipal El Pozuelo, un césped cortito y en un estado irregular, lo cierto es que el Córdoba no se encontró plenamente cómodo en ningún momento. El Juventud de Torremolinos tenía esa baza del factor campo y no tardo en hacer uso de ella.

Solo dos minutos habían transcurrido cuando un rechazo tras un balón dividido le cayó a Javi López escorado en la derecha. El extremo del conjunto malagueño pilló fuera de sitio a Meléndez y encontró camino libre hacia el área de Carlos Marín, al que batió con un tiro cruzado tras acomodarse la pelota a su pierna derecha. Un primer mazazo que complicó más si cabe el arranque del partido para los de Germán Crespo.

Aturdidos por ese inicio, a los blanquiverdes les costó entrar en el duelo. Fue a medida que Álex Bernal empezó a entrar en contacto con el balón cuando su equipo se sintió más asentado. Pese a ello, las imprecisiones fueron la tónica dominante fruto del irregular estado del césped. Sin poder mover el balón con rapidez y ante un rival que ganaba prácticamente todos los duelos individuales, el Córdoba se agarró al talento de Antonio Casas para volver al partido.

El rambleño fabricó el empate en una jugada sin aparente peligro, en la que recibió el balón en el pico del área, escorado a la derecha tras un saque de banda. Al punta cordobés le bastaron un par de segundos para controlar, acomodarse la bola y disparar con potencia a portería, sorprendiendo a Zarco y firmando un auténtico golazo. Ese mazazo hizo temblar al Juventud de Torremolinos, que dos minutos más tarde pudo encajar el segundo en una jugada bien trenzada por el Córdoba, que conectó varios pases seguidos hasta llevar el balón a la banda derecha, desde donde Luismi sacó un centro medido que Adrián Fuentes cabeceó sin acierto cuando tenía todo a su favor.

Adrián Fuentes intenta progresar entre dos jugadores del Juventud de Torremolinos. Adrián Fuentes intenta progresar entre dos jugadores del Juventud de Torremolinos.

Adrián Fuentes intenta progresar entre dos jugadores del Juventud de Torremolinos. / Córdoba CF

Pese a ese arreón, el Córdoba no terminó de ser constante en su juego en toda la primera parte. El Juventud de Torremolinos, intenso y replegado en campo propio, aprovechó cada jugada sin finalizar de los blanquiverdes para intentar salir al contragolpe, haciendo que los de Germán Crespo tuvieran que pensarlo bien antes de ir al ataque sin reservas. De hecho, bien pudieron los malagueños desnivelar el marcador en un balón en largo de Caturla al que Visus acudió a destiempo, dejando terreno libre para un Alexis que disparó desviado nada más pisar área. De ahí al descanso, Luismi pidió un penalti tras chocar con Caturla y gozó de una gran ocasión a balón parado ya en el último minuto, en una falta frontal que golpeó fuerte y colocada, obligando a Zarco a lucirse para desviar el balón.

A la segunda parte comparecieron los equipos con otro ritmo. El Juventud de Torremolinos ya no encontró el punto de intensidad de la primera parte y el Córdoba sí pudo tener más el balón. Con todo, los blanquiverdes no terminaban de encontrar claridad en ataque y Germán Crespo lo tuvo claro. Antes de la hora de juego, el granadino renunció al mediapunta retirando a Luismi y dando entrada a Willy. La lectura era clara: si el campo no estaba para elaborar el juego, había que intentarlo de manera más directa.

Esa variación, unida al cansancio acumulado en los jugadores locales, hizo que el partido entrara en otra dimensión. La pelota ya era claramente para el equipo cordobesista y el Juventud de Torremolinos empezó a ver cada vez más lejos la portería de Carlos Marín. El Córdoba empezó a ganar los duelos individuales y por fin pudo marcar el ritmo de juego que más le convenía, intentando hacer daño por bandas.

A la hora de juego, Willy gozó de un chut que le detuvo Zarco. Cinco minutos después, fue Simo el que se plantó ante el meta con un control orientado brillante tras pase de Bernal, pero su disparo se fue demasiado cruzado. El duelo se jugaba ya en una sola dirección, y ni las interrupciones por los cambios recuperaron el ánimo del cuadro local.

Simo encara a un defensa del Juventud de Torremolinos. Simo encara a un defensa del Juventud de Torremolinos.

Simo encara a un defensa del Juventud de Torremolinos. / Córdoba CF

El tanto del Córdoba parecía cuestión de tiempo, aunque era precisamente eso, el tiempo, lo que se le agotaba poco a poco a los blanquiverdes. Casas pudo firmar el doblete en el minuto 84, pero no acertó a cabecear bien un gran centro de Álex Bernal. Solo fue el preludio de la jugada decisiva. Ale Marín arrancó desde campo propio y conectó con José Ruiz, que en su enésima subida sacó un centro medido que Simo empaló de primeras, con la fortuna de que un jugador rival tocó para despistar a Zarco. Fue el chispazo de decantó la balanza, porque de ahí al final el cuadro malagueño intentó ir al ataque pero ya apenas pudo llevar peligro a balón parado, con una falta lateral que Heredia remató en dos tiempos y que rozó el larguero. Fue el cierre de un choque trabajado en el que los blanquiverdes volvieron a mostrar que no se conforman con la liga y que quieren saborear la gloria de alcanzar la Copa del Rey por el camino más elaborado.

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