Entrevista a Enrique Martín

“Hay equipos que se han gastado más dinero que el Córdoba CF y tienen menos presión”

  • El navarro quita el rol de favorito al Córdoba tras los problemas que ya afectaron en la planificación

  • "El vestuario está preparado todo, pero somos personas", avisa sobre posibles retrasos en los pagos

Enrique Martín posa en el interior de la bodega de la Taberna Guzmán.

Enrique Martín posa en el interior de la bodega de la Taberna Guzmán. / Juan Ayala

Ropa de sport, gafas de sol y la cabeza rumiando la "avería" de Chus Herrero. Siempre afable en el trato, Enrique Martín-Monreal Lizárraga (1956) llega a la cita en plena Judería, posa en el entorno de la Puerta de Almodóvar y, con la pelota al margen, la conversación dirige sus pasos hasta la Taberna Guzmán, un clásico del casco antiguo que es el mejor escenario para una charla. Una caña, un medio y queso añejo en la mesa para dar cobijo al CCF, el balón, los sistemas, la vida.

"Con sus problemas, el Córdoba es un equipo grande, con peso, y esa responsabilidad no todos la saben sobrellevar", apunta un hombre que fue cocinero antes que fraile, con una década como jugador profesional y ya camino de las tres en el banquillo. Un técnico experto para guiar un proyecto que navega con turbulencias extradeportivas que confía que no afecten mucho durante un "trayecto largo, exigente" que debe acabar en Segunda División. Es el objetivo, que no será fácil porque "somos tan vulnerables y tenemos jugadores tan buenos como cualquiera".

–El Córdoba es quinto a uno del play off. ¿Está donde merece?

–Por merecimientos, creo que mínimo debería tener tres o cuatro puntos más, sin ser muy exigentes; ha tenido opciones para haber sacado fuera de casa más puntos.

–Se lo digo de otra forma. ¿Está donde creía a estas alturas?

–Esto es un crecimiento paulatino. Somos todos nuevos. La primera vez que todos estamos juntos es el 2 de septiembre. Pero en estos momentos, el equipo va progresando, y creo que la progresión es buena, aunque hay que matizar una serie de hándicap, porque tenemos muchas cosas interesantes.

–¿Qué le falta al equipo?

–Le falta, en el aspecto defensivo durante el juego, un poquito más de controlar esas situaciones, no voy a decir contundencia. Normalmente, en estrategia defensiva va bien, en estrategia ofensiva está creciendo, con balón hemos crecido bastante, estamos generando bastantes ocasiones y nos está faltando acierto, pues debiera llevar bastantes más goles. En defensa debemos seguir mejorando para evitar errores, porque esto es un juego de errores y gana el que menos comete. El secreto de todo está en las áreas: en la propia que no te hagan gol, y ahí tenemos que ser fuertes; y en la rival tenemos que generar ocasiones y lo estamos haciendo. Normalmente hacemos gol en todos los partidos y en defensa nos ha faltado ese punto que haga al equipo más consistente.

–¿Esas carencias son más como bloque o a nivel individual?

–Es un poco todo. Es un proyecto en el que cada uno debe ir creciendo y aportando al grupo. La gente va creciendo y el trayecto es más o menos normal, salvo tres puntos.

–Mediados de octubre y Cartagena aparece como la primera final del calendario.

–No es una final, pero sí un partido importante entre dos equipos que van a estar arriba, lo tengo claro. Es un poco como el día del Badajoz, otro que va a estar arriba con nosotros, Cartagena, San Fernando, Linense, Recreativo... Hay un manojo de seis o siete equipos que vamos a estar entre los seis y siete primeros, y ahí se va a dilucidar todo. Es un partido importante, como todos, y seguro que ellos también nos van a tener en cuenta. Vamos a ir en la línea que llevamos fuera; a ver si ganamos un poco más en consistencia y seguimos con el mismo talante ofensivo de creación de ocasiones.

El técnico navarro, en un momento de la entrevista con 'el Día'. El técnico navarro, en un momento de la entrevista con 'el Día'.

El técnico navarro, en un momento de la entrevista con 'el Día'. / Juan Ayala

–¿Es buena tanta presión desde tan pronto? Aunque el discurso es unitario en el club...

–Está claro que la camiseta del Córdoba tiene su peso y hay jugadores que vienen de otros equipos y esto también es un periodo de adaptación. No es lo mismo jugar en un filial que hacerlo aquí, porque al final el entorno implica una responsabilidad añadida que unos saben sobrellevar y a otros les cuesta más, y ahí tiene que estar uno para tratar que todo sea más liviano. Pero la presión la aceptamos desde el momento que venimos, sabemos a qué hemos venido y entiendo que no tiene que pasar factura porque lo asumimos. Claro que esto lo dice uno desde un trayecto ya vivido y para el que la presión es algo natural; pero para un chaval que empieza o que viene de un equipo en el que el año pasado iban a verlo mil espectadores y ahora van diez mil... El Córdoba es un equipo grande, aunque tenga sus problemas, un equipo con peso en el fútbol español.

–¿Hay a quien le está pesando ese exceso de presión?

–Hay jugadores a los que quizás les está costando un poco más soltarse; es lógico y uno trata de que todo sea más como el trayecto que hicimos, por ejemplo, en los últimos minutos de Yecla: desinhibición total. Pero eso no es fácil. Es lo que nos han dicho siempre al jugar contra un equipo grande: salid y divertiros. Normalmente contra un equipo grande siempre juegas bien, y contra el Córdoba todos los equipos a los que nos enfrentemos van a jugar bien porque al fin y al cabo es un equipo grande, y la gente juega mucho más desatada. Luego juegas a la semana siguiente con otro equipo con menos peso y tienes más problemas. Tenemos que jugar a nivel profesional como juegan los niños en el patio del colegio, y eso, que es muy complicado, es lo más bonito. Todos hemos pasado por esa línea y el día que consigues esa dinámica, disfrutas mil veces más porque estás suelto.

–Habla de la desinhibición de los rivales. ¿Atenaza al Córdoba esa obligación por tener que ganar?

–Efectivamente, esa presión... El Córdoba ha venido de Segunda, es un club grande y, en teoría, tiene más obligación, y entonces hay que jugar con eso y quitarla. Porque somos tan vulnerables y cometemos errores como cualquier equipo, y tenemos jugadores tan buenos como cualquiera. Hay que llegar a ese punto de soltura para que la gente saque todo su arsenal.

–Cataloga al CCF como uno más en la categoría. ¿Pensaba igual con los primeros fichajes?

–Siempre hay un momento de "está bien, pero...". Porque este Grupo IV siempre me ha parecido que, durante el campeonato, es muy potente, con buenos estadios, buenos equipos y luego no sé qué pasa porque les cuesta en el play off. Sabía que venía a un grupo en el que contaba con seis o siete equipos con vitola de estar arriba. Cuando íbamos fichando pensaba "estos jugadores no son más de los que hay por ahí, pero no son menos". Vamos a ir a la pelea por lo menos en igualdad de condiciones y, a partir de ahí, el que más acierte se llevará el gato al agua.

–¿Qué sensación le dejó agosto? Al final parece que acabó todo de aquella manera.

–Sí, como dijo Alfonso (Serrano, el director deportivo), ciertas cosas no nos han ayudado a que probablemente alguna de las incorporaciones que podían haber sido, fueran. Ese trayecto sin fichajes, en otras circunstancias...

–Con todo eso, tal vez haya que dejar claro que el Córdoba CF no es el mejor equipo ni el favorito.

–Sí, creo que todo el mundo se debe mentalizar de que en este grupo hay tres o cuatro equipos que, yo diría, tienen incluso más presupuesto que el Córdoba. Lo que pasa es que el nombre impacta mucho, y muchas veces no va acorde con la inversión que se ha hecho. Hay equipos que se han gastado más dinero y, en teoría, tienen menos presión; el Córdoba es un club con una exigencia grande, lo sabemos, pero todo el mundo debe saber, y no es echar balones fuera, que hay cuatro o cinco equipos que se han gastado tanto o más y tienen jugadores tan interesantes.

El preparador del Córdoba, en el entorno de la Puerta de Almodóvar. El preparador del Córdoba, en el entorno de la Puerta de Almodóvar.

El preparador del Córdoba, en el entorno de la Puerta de Almodóvar. / Juan Ayala

–Siempre alabó Córdoba desde fuera. Ahora que está aquí, ¿es lo que esperaba?

–Sé que es una plaza exigente, una ciudad impresionante, y un club grande, con un estadio de Primera, una Ciudad Deportiva en la que trabajamos bien... Pero es peculiar porque tiene alrededor una serie de historias que le hacen ser diferente, y hay cosas que lejos de ayudar, pueden llevar a despistar. A mí personalmente no, porque puedo tener la capacidad de obviar todo lo que pasa alrededor, pero los jugadores leen, escuchan, y cada día salen noticias que al final... Somos personas y es día tras día; me hubiese gustado que todo estuviese centrado en el aspecto deportivo, pero las circunstancias de cada club son las que son.

–¿Se atreve a ponerle nombre a esas circunstancias?

–No voy a desvelar la historia del Córdoba. Sólo puedo hablar de mi trayecto y estoy a gusto. Las circunstancias las sabéis mejor que yo. Sabía cómo era esta historia y aquí estamos a pelearlo a tope.

–¿Ve el vestuario preparado para convivir con ese ruido externo, sobre todo si aparecen otra vez los problemas de cobro?

–Lo ideal sería que no hubiera nunca problemas en ese sentido. El vestuario es un grupo fantástico, con gente madura, gente más joven, formamos un buen cóctel. Los 23 son súper importantes, quiero que se sientan así, y veo una piña total. Creo que el vestuario está preparado para cualquier circunstancia, pero somos personas también y nunca se sabe.

–Permítame que me detenga en varios nombres propios. ¿Sebas Castro podría ayudar al filial?

–Por mí no hay ningún problema y si el club cree conveniente que sea así... Por su edad, le convendría jugar y sería interesante, pero es un tema que no me compete. Va a entrenar con nosotros siempre, va a estar ahí, y cuando crea conveniente que juegue, jugará.

–Moyano es el otro con ficha del B, pero su situación es otra porque viene teniendo minutos.

–Moyano es un chico que lo que ha tenido lo está aprovechando cada día, y está a expensas de que un día lo ponga desde el principio. Estoy contento porque cada vez que sale aporta cosas y creo que el trayecto del B ya lo cumplió el año pasado.

–Chus Herrero y De las Cuevas, dos veteranos, son de los más cuestionados hasta ahora.

–Chus estuvo media pretemporada medio lesionado y le ha costado coger el hilo, y con Miguel pasa más o menos lo mismo, tuvo un problema de tobillo pero ya va cogiendo la dinámica que yo espero y de ahí para arriba, porque es un jugador que nos debe marcar diferencias. Son dos jugadores importantes, pero como todos, porque al final hay que demostrar; que hayan jugado en Segunda o en Primera... es aquí y ahora.

–Raúl Cámara es su primera opción de relevo en la zurda y es diestro. ¿Es Víctor Ruiz un caso que hablábamos antes?

–Sí, puede ser. El chico tiene cierta ansiedad y por eso hay veces que se cansa más de que realmente puede ser. Va progresando, pero le está costando soltarse.

–Vamos al sistema. Todo el verano con tres atrás y a los seis partidos, cambio a cuatro.

–No soy un tipo de ideas fijas y al ver que había una debilidad dije de ir a un dibujo más convencional; y el otro, que ya lo han pillado, en cualquier momento lo podemos introducir. De esta manera, los jugadores se sienten un poquito más cómodos en el campo. Soy más plural en ese sentido, no estoy obsesionado con ningún sistema.

–Pero ahora sobran centrales y faltan otras cosas... ¿Ha habido un error en la planificación?

–Creo que la plantilla está bastante compensada, con dos jugadores por línea perfectamente. Puede ser que haya dos centrales más, pero esos dos... a Víctor lo desplazas a la izquierda y es un lateral, e incluso pensé en algún momento que podía jugar de carril porque tiene buen toque, pero intuía cosas que luego se han ido frenando. No creo que haya habido mala planificación. Hay dos jugadores por puesto interesantes, aunque no sean tan específicos. No pienso que la plantilla esté descompensada.

–Uno de los motivos del cambio fueron los problemas defensivos, pero ha quedado demostrado que no es cuestión de dibujo.

–Sí, hay momentos en los que la individualidad tiene que tener su iniciativa y saber elegir. Hay un dibujo, unas líneas generales, pero en el campo tienes que saber decidir, y a veces acertamos y otras nos equivocamos. Los errores nos han penalizado en exceso. Pero la gente tiene actitud, está dispuesta a trabajar y estoy encantado.

–Para ejemplo de buena defensa... el Cartagena, el próximo rival: dos goles en ocho partidos.

–Sí, es lo que pretendíamos, lo que pretendemos, pero luego las incorporaciones han sido las que han sido, y quizás se ha ido orientando a otra historia. Vamos a tener una buena piedra de toque y vamos a ver de qué somos capaces.

–Porque ya toca mejorar y ganar lejos de El Arcángel.

–(Interrumpe) Sí, toca ganar, toca ganar. En casa hay que mantener esta línea y fuera de casa hay que romper ya la hucha y ganar. Hemos tenido opciones, no hemos acertado, y hay que seguir insistiendo. Ahora hay otra oportunidad y hay que ir a por ella.

El de Campanas, en plena conversación. El de Campanas, en plena conversación.

El de Campanas, en plena conversación. / Juan Ayala

–Apartemos por un momento el fútbol. Porque como le he escuchado decir en alguna ocasión, hay vida más allá de la pelota.

–Hay que estar centrado mientras estás, y luego darle la atención que requiere, pero sin llegar a la obsesión, porque la vida tiene más alicientes y hay tiempo para hacer más cosas. Además, es bueno no atiborrarse sólo de fútbol, sino tener más cosas.

–Usted sufrió una angina de pecho en 2015 y otro problema cardíaco en 2016. Imagino que eso le hace cambiar la perspectiva.

–Evidentemente. Normalmente, en el fútbol y en la vida, partimos de una velocidad muy alta y hasta que no tienes un aviso serio probablemente no te replanteas. A partir de ahí empiezas a ser un poco más calculador, tratas de controlar tus emociones mejor y, al final, relativizas las cosas más porque la vida es para vivirla, no para maltratarla ni para tirarla. Lo que pasa a todo el mundo es que al final te envuelve la vorágine y... parece que quieres ser el más rico del cementerio. Son cosas que hasta que no te pasan... Porque nunca piensas que vas a tener un accidente, que te va a dar un chispazo... Parece que a ti nunca te va a pasar nada, hasta que te pasa. Y ahí ya dices, cuidado, cuidado.

–En ese momento el coaching fue uno de sus aliados.

–Sí, me ayudó mucho en mi vida personal y en mi vida profesional también. Uno no quiere no perder su esencia, y entiendo que así debe ser, pero sí ayuda a regular las emociones mejor que antes, te ayuda a escuchar a las personas... Me ha venido muy bien.

–Estamos entonces ante un nuevo Enrique Martín, aunque el carácter y la expresividad en la banda sigan latentes.

–Ha habido una evolución y por eso al final estás metido en esta historia, porque si no evolucionas, te quedas. Ha habido una evolución a todos los niveles. Estoy rodeado de un cuerpo técnico muy preparado, y a nivel personal también vas formándote y conociendo más cosas. Como dice Fito, "nunca se para de crecer, y nunca se deja de morir". Buena frase, pero es verdad, porque hasta que mueres estás creciendo, si quieres, y desde que naces nunca sabes cuando te vas parar o te van a parar.

–Reflexiones más allá de un fútbol que cada vez es menos sentimiento y más negocio.

–Sí, ahí soy más romántico. Se ha perdido mucho esa esencia, ese sentimiento de pertenencia cada vez es muchísimo menor. El tema crematístico te saca del sentimiento y te lleva a otros parámetros. Soy más romántico y siempre me ha gustado el sentimiento de pertenencia, quizás porque es lo que he mamao, y ahora me tengo que adaptar a otras dinámicas. Ahora está claro que es diferente, quizás porque antes éramos más tontos, pero no pensábamos tanto en eso; ahora el dinero es el que está encima de la mesa. Pero si quieres seguir te tienes que adaptar y montarte en la película, y cada uno que se lleve su cosita en el corazón.

–Esos valores sí permanecen en otros deportes. Quizás por eso ya se le ha visto viendo al Córdoba Patrimonio de fútbol sala o al Ángel Ximénez de balonmano.

–Hay deportes que me gustan por eso, como el balonmano, un deporte de grupo a tope, de equipo, y con profesionales de alto nivel que a nivel económico... Pero hay unos valores que transmiten porque no se le presta tanta atención al dinero. Cada uno es profesional y trata de tener los mejores emolumentos, pero... Contratos majos, pero no es la misma sensación que el fútbol, aunque es cierto que lo que mueve el fútbol... Con todo lo que generan los futbolistas, lo normal es que le remuneración sea en proporción, porque si mueves miles de millones y se los lleva otro y tú cobras dos euros... Deberían estar ambas cosas, pero...

–En su aparición en Vista Alegre coincidió con el anterior propietario del Córdoba CF, que lo saludó. ¿Esperaba de verdad todo este lío en torno al club cuando aceptó la propuesta de venir?

–Sabíamos que había una serie de historias alrededor y cuando aterrizas aquí lo vas teniendo más cercano. Pero tratas de enfocarte en tu trabajo, que tu rebaño esté metido en el redil y hagamos las cosas para las que hemos venido. Y lo demás, a pedir que poco a poco se vayan solucionando, pues nosotros poco podemos hacer. Son temas de otra gente, con otras historias; y nosotros...

–Está claro que la buena marcha del equipo puede ayudar a que no todo se vea negro, a que haya algo de luz alrededor del club.

–Ayuda mucho. Y en eso estamos desde que hemos venido: trabajar, hacer las cosas bien y ese es nuestro propósito, por beneficio del Córdoba y el nuestro propio. Un día nos salen las cosas mejor, otro peor, pero por trabajo, dedicación e ilusión no va a quedar. Sabemos que es un trayecto largo, exigente, y no hemos mirado para otro lado ni lo vamos a hacer.

–Un trayecto con final en los 40 Principales, aunque ahora toque seguir sintonizando M80.

–(Risas) Claro, la vida es de momentos, y el fútbol también. Todo son momentos. Ahora estamos aquí y luego ya veremos, porque no puedes hablar mucho más, pues cuando menos te lo esperas, salta la liebre. De momento, el equipo a 30 de junio tiene que estar entre los 40 Principales, y de momento tenemos que seguir los diales que podamos (más risas).

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