Lógicamente aún queda mucho terreno por recuperar, pero el socavón de los dos años de pandemia del Covid empieza a ser historia en el sector turístico, que vive un verano con la demanda a tope a pesar de la común subida de precios. Una coyuntura, ahora extendida más hacia localizaciones de la costa, que recoge la inercia de los meses previos, con extensión a otras demarcaciones, que desvela la vuelta paulatina del turismo internacional, aún lejos de las cifras que deja el visitante nacional.

Una situación que queda perfectamente reflejada en lo que ocurre en la provincia de Córdoba, en base a una estadística experimental realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con la información sobre los turistas residentes en el extranjero que viajan a España, a partir de la posición de sus teléfonos móviles. Los datos extraídos, con cierre a finales del mes de mayo -la más reciente coyuntura hotelera de junio los reafirma-, anotan casi 1,2 millones de visitantes, de los que apenas el 9% son extranjeros, que eso sí, suelen alargar su estancia acumulando más pernoctaciones.

Para ser más exactos, esos primeros meses de 2022 que comprenden en Córdoba fiestas con tanto arraigo como la Semana Santa o todo el Mayo Festivo, con los Patios como buque insignia, han dejado 105.965 visitantes internacionales, sobre un total de 1.181.180. El grueso, por tanto y como es normal, sobre todo en estos últimos tiempos por la influencia de la pandemia, es turista nacional, que asciende a 1.075.215. Una diferencia que luego no es tal en las estancias, pues los extranjeros recuperan terreno y suman más del 20% de las noches de alojamiento, superando el millón sobre un total ligeramente superior a los cinco millones, con la clara influencia de hacer rentable un viaje que oscila entre los nueve y los 11 días de duración.

Pero, ¿de dónde llegan los visitantes a la provincia? Mayoritariamente, de Francia y Países Bajos, pues entre ambas naciones superan el 42% del total. Ganan la mano, con diferencia, los galos, que llegan a ser 25.666, mientras que los neerlandeses se quedan a poco de los 20.000 (19.127). Ya por debajo de la frontera de los 10.000 aparecen otros focos de mercado básicos como Reino Unido (9.590), Alemania (7.224), Italia (5.719), Suecia (5.461) o Portugal (4.341).

Como puede verse, el denominador común de todos ellos es que son europeos -del continente han llegado casi el 92% del total-, porque las restricciones, a la ida o a la vuelta, con cuarentenas y otras limitaciones, las recomendaciones sanitarias o incluso el temor a contraer la enfermedad retraen aún a estadounidenses (2.830) o chinos (206), habituales focos de visitantes en Córdoba. De hecho, hay un dato significativo, referente a los norteamericanos, pero extrapolable a otros mercados y que bien vale para ejemplificar la recuperación del sector: un tercio de sus visitantes han llegado en mayo.

Pero ante esta situación, todavía mejorable, quien ha tirado del carro en el arranque del año ha sido el turismo nacional. Nueve de cada diez visitantes que han llegado a Córdoba hasta mayo lo ha hecho desde dentro del propio país, si bien con una diferencia notable sobre los extranjeros: la estancia media se ha reduce más de la mitad y se establece entre los tres y cinco días -aunque las pernoctaciones se elevan por encima de los cuatro millones-, algo posible por los desplazamientos más cortos que dan lugar a ese cada vez más común turismo de escapadas.

Así, de los más de un millón de españoles que han visitado la provincia, casi el 60% (640.721) han sido andaluces, llegados principalmente de Sevilla y Málaga. La Comunidad de Madrid (166.602) es el segundo emisor turístico más importante, muy por encima de Castilla-La Mancha (62.446), la Comunidad Valenciana (45.358) y Cataluña (45.300), pues el resto ya son muy minoritarios.