Seguridad

Un joven trepa por la fachada de una vivienda del casco histórico de Córdoba tras llamarle un vecino la atención

  • Los residentes de la Axerquía denuncian las molestias que provocan las "fiestas sin fin" y el escaso control que ejerce el Ayuntamiento

Un joven trepa por la fachada de una vivienda del casco histórico de Córdoba / R.D

La secuencia es la siguiente. Madrugada del miércoles 7 de septiembre. Calle Lineros, en el casco hitórico de Córdoba. Un grupo que sale de un restaurante de la zona sigue con la fiesta en la calle. Un vecino se asoma por un balcón y les pide silencio y respeto. Hay personas que intentan dormir para trabajar al día siguiente y una de las vecinas del bloque intenta recuperarse de una grave enfermedad.

En la calle, los jóvenes reaccionan con violencia: estampan vasos y botellas contra la pared e, incluso, uno intenta trepar por las rejas de las ventanas para verse cara a cara con quien le ha llamado la atención. Los vecinos, impotentes, graban el incidente y llaman a la Policía.

La situación, denuncian los residentes, no es nueva. "Vivimos en un escenario turístico y aquí no se respeta nada. El casco antiguo se ha puesto de moda y parece que no hay normas", ha denunciado este lunes una integrante de la asociación de vecinos La Axerquía, Blanca Toscano, durante la concentración que ha reunido a una treintena de residentes en la plaza del Potro. En la zona se amontonan restaurantes, pubes, cafeterías y discotecas donde se organizan celebraciones de todo tipo.

A las molestas despedidas de soltero se han sumado recientemente las puestas de largo, a las que asisten jóvenes de mucha menor edad. "Cuando cierran los restaurantes se quedan en la calle. Hay botellón y nadie lo disuelve", ha denunciado Toscano, que en nombre de los vecinos de la zona ha exigido al Ayuntamiento que intervenga para poner orden. Porque, según los residentes, a los comportamientos incívicos de algunos grupos se une que determinados hosteleros tampoco cumplen las ordenanzas. Incumplen los horarios, hay establecimientos mal aislados y las terrazas ocupan todo el espacio público, enumeran. Aunque, para ellos, la gota que ha colmado el vaso es el incidente de la pasada semana.

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