Lotería de Navidad

La distancia entre el quinto premio y el Gordo más largo de la historia en Córdoba

Celebración de un quinto premio en La Viñuela.

Celebración de un quinto premio en La Viñuela. / Miguel Ángel Salas

La risa va por barrios -y por bares- cuando termina el Sorteo de Navidad. En pleno centro de Córdoba se celebró el quinto premio que salió a las 09:53 como el gol que rompe una maldición. "Una serie íntegra, o sea, diez décimos vendidos del 45.353", confirmaban tras la ventanilla del Gato Negro (calle Jesús María). Quién iba a saber entonces que tres horas y veinticuatro minutos después saltaría la sorpresa en Villarrubia, apenas 20 kilómetros más allá del bar Correo, en donde los propietarios de la administración de El Gato Negro se prometieron unas cervezas por los 60.000 euros repartidos, ni que sería en el bar La Mariqui donde se acabaría descorchando una botella de champán histórica, por un único agraciado con 400.000 euros, gracias a un décimo extraído de máquina tatuado con el número 88.008: El Gordo más largo de la historia de la historia del sorteo.

La Lotería de Navidad sería menos especial de lo que es, si no existieran los bares. Un ejemplo, si no el mejor, es la magia que le imprimen en el bar Vicente, en Vistalegre, donde su propietario prepara la noche antes del sorteo una mesa con anís y polvorones, selfservice para el que llega de paso a tomar un cáfe y el que sienta religiosamente para ver el sorteo como si fuera un partido de fútbol. También reparte churros que le llevan desde por la mañana. "Es una tradición" y no hay otra explicación que valga.  

Mesa autoservicio en el bar VIcente durante el Sorteo de Navidad. Mesa autoservicio en el bar VIcente durante el Sorteo de Navidad.

Mesa autoservicio en el bar VIcente durante el Sorteo de Navidad. / H. G.

Igualmente sería incalculable saber cuántos cordobeses han visto alguna vez el sorteo en el Gran Bar de Las Tendillas desde que era el Café Siena. Y toda esa gente que se arrima a los cristales desde fuera, dejando de hacer lo que está haciendo sólo por un momento, para ver en la pantalla si ha salido El Gordo.

A pesar de lo intrascendente que parece ser Córdoba por su escasa atracción con la fortuna, la ciudad estoica volvía a confiar en sí misma otro 22 de diciembre. "Este año va a tocar", invocaba el mantra una familia al sentarse en una mesa del bar Vicente, poco después de comenzar a salir las bolas. Después de 31 años, Córdoba sigue viviendo del recuerdo de aquel 1992 en el que llovieron los millones de verdad con el décimo de los supermercados Deza que fue agraciado con el segundo premio, dejando 15.120 millones de pesetas en la ciudad.

Otra ejemplo de no resignarse es el de Raúl en plena calle Cruz Conde, cuando pasadas las 12:00 salía el tercer premio (31.938). Tras un amago de celebración, vuelve a comprobar los décimos que le ha enviado su madre por el móvil. Tiene el 31.738.  "Mejor no embajonarse", dice con la decepción contenida.

Décimo en el móvil. Décimo en el móvil.

Décimo en el móvil. / H. G.

"Todavía queda el segundo premio y el Gordo", responde con la esperanza intacta Andrés Muñoz, el último lotero responsable de la administración Siroco que lleva 58 años empotrada a Ronda de los Tejares. El capricho del bombo chico ha querido que este año los premios hayan ido saliendo en escala de menor a mayor, lo que permite mantener viva la llama de la ilusión hasta el final. "Al final, a las 13:00 de la tarde acabaremos deseando salud, que no es poco", termina pronosticando, lamentablemente con acierto.

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