Formación

Centros de Educación Permanente en Córdoba: El reto de aprender a cualquier edad

Una clase de formación básica en el centro de Educación Permanente Tati Saiz. Una clase de formación básica en el centro de Educación Permanente Tati Saiz.

Una clase de formación básica en el centro de Educación Permanente Tati Saiz. / Juan Ayala

Escrito por

· Lourdes Chaparro

Redactora

Dolores Piña López tiene 78 años y hasta hace bien poco no sabía ni leer ni escribir y hacía las cuentas con los dedos de la mano, pero "no me engañaba nadie". "No conocía las letras y firmaba con una x", asegura.

Hace un par de años se armó de valor y decidió cumplir uno de sus grandes anhelos: aprender a leer y escribir. Y así lo hizo, a sus 76 años no dudó en matricularse en el Centro de Educación Permanente Tati Saiz de la calle Periodista Gago Jiménez -en el barrio de la Fuensanta-,y que comparte espacio con el colegio Algafequi. En este centro, Dolores pasa ahora la mayor parte de las tardes de lunes a viernes aprendiendo a leer y a escribir y compartiendo risas con sus compañeras de clase de Formación Básica.

"He trabajado toda la vida, desde pequeña", relata y añade que a la hora de hacer cuentas "me apañaba con los dedos para contar". Fue una de sus tres hijas la que le dio el empujón definitivo para que se matriculase y así lo hizo y, con ello, quitarse esa espina clavada en el corazón. "He echado mucho de menos saber leer y escribir. Me llegaba una carta y no sabía lo que ponía, ni tampoco el nombre de una calle, en fin, miles de cosas", recuerda.

Dolores ha trabajado toda la vida de limpiadora, pero admite que "yo lo que quería era aprender". Han pasado dos años desde que se inscribió en el curso de Formación Básica y recuerda que "el primer día me lo pasé bien; las compañeras me ayudaban, para qué voy a decir lo contrario. Y luego cada día me gustaba venir más. Ojalá hubiera venido antes".

El testimonio de Dolores es uno de los más de 11.000 alumnos que están matriculados este curso en alguno de los 14 Centros de Educación Permanente de la provincia de Córdoba, que dispone, además, de más de 60 secciones en numerosos municipios. 

La oferta educativa de estos espacios es muy variada y va, desde la formación básica pura y dura -dirigida a personas que no saben leer ni escribir – hasta formación en patrimonio o salud.

Tasa de analfabetismo

El número de personas que aún no saben ni leer ni escribir en Córdoba es casi residual en la actualidad. Según el último informe del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) afecta al 2,8% de la población mayor de 16 años. Córdoba es, con estos datos, la segunda provincia de Andalucía con la tasa de analfabetismo más elevada. La primera es Huelva con un 3,85%. A nivel autonómico, la tasa afecta al 2,32% de la población.

Dolores Piña muestra su cuaderno. Dolores Piña muestra su cuaderno.

Dolores Piña muestra su cuaderno. / Juan Ayala

Unos datos que contrastan con los de hace varias décadas años. Por ejemplo, en 1989 la tasa de analfabetismo en Córdoba era del 11,4%, mientras que se redujo al 5,8% en 2009 y en la actualidad es del citado 2,8%, según los mismos datos.

Por sexos, el porcentaje de analfabetismo sigue siendo mayor entre las mujeres, al llegar al 3,45%, mientras que en e l caso de los hombres es del 2,27% de la población.

La reducción de esta tasa ha sido posible gracias al trabajo de los centros de Educación Permanente –antes conocidos como centros de Educación de Adultos– y las campañas informativas para acabar con el analfabetismo por parte de las administraciones públicas, sobre todo, entre los mayores de 65 años de los últimos años. Es más, ahora el perfil del alumnado ha cambiado y su oferta educativa se ha ampliado.

Una alumna realiza una de las fichas. Una alumna realiza una de las fichas.

Una alumna realiza una de las fichas. / Juan Ayala

Así lo destaca el director del centro Tati Saiz, Francisco Javier Habas, quien señala a El Día esta evolución por parte de los estudiantes. El docente expone que en los últimos 15 años han notado un descenso en el alumnado de formación básica, centrada en enseñar a leer y a escribir. "Ahora, por ejemplo, solo tenemos un grupo de unas doce personas, pero son las que más vienen y tienen mucho interés", asegura.

Y es que Habas destaca la importancia de la función social que ofrecen este tipo de centro a sus usuarios y el citado cambio de perfil, puesto que ha rejuvenecido, al menos, en el caso de la capital. Como ejemplo, expone la presencia en estos cursos de maestros jubilados que "acaban su vida laboral y nos llena de orgullo porque lo ven como una alternativa". Un éxito que, según añade, también está motivado por el hecho de ofrecer "clases atractivas y motivadoras y crear grupos".

María Josefa Márquez es otra de las alumnas del curso de formación básica. En junio cumple 81 años y desborda vitalidad a raudales. Nacida en la pequeña localidad de Pedroche, aunque vecina del barrio de la Fuensanta, María Josefa salió del colegio a los 14 años y se puso a trabajar en la costura; desde entonces, "he estado la vida cosiendo en tiendas de Córdoba", destaca. En su caso, decidió inscribirse "para repasar y que no se me olvidara leer ni escribir".

Dos cursos en formación básica lleva ya Luisa Mejía Checa y cada día acude desde la barrida periférica de Alcolea, que es donde vive. "Ahora mismo tengo 77 años, y mañana un día más", afirman sonriente. Con la tranquilidad y sabiduría que dan los años, esta cordobesa asegura que se tuvo que poner a trabajar a temprana edad de ocho años. "He estado trabajando toda la vida fregando suelos como una loca; jamás he ido al colegio, no sabía lo que era un colegio ni un maestro", expone.

Al igual que muchas compañeras, también ella se casó, tuvo descendencia y siguió trabajando. El paso de los años no le hizo olvidarse de esta gran asignatura pendiente que tenía hasta que finamente se inscribió en el centro. En su primer día de clases, Luisa reconoce que pasó muchos nervios porque "no atendía a la lectura, no atendía a nada, pero ahora ya me sobra". Confiesa que lo más difícil ha sido lo de aprender a escribir, pero ahora "lo hago muy bien", al tiempo que muestra su inmaculado cuaderno, en el que no hay rastro de faltas ni borrón alguno. Si de algo tiene orgullo ahora es poder escribir su nombre: "Antes me decían que lo escribiera y hacía unas rayas. Ahora hago hasta dibujos".

Otra de sus compañeras es Felisa García Carmona, que cumple 76 años este próximo 24 de abril. Ella sabía leer y fue al colegio algunos años, pero a los diez ya estaba trabajando en una peluquería. Vecina de Cañero y bautizada en la Catedral -insiste en que aparezca publicado este hecho de su vida– lleva dos cursos en el centro. Su llegada fue gracias a la publicidad de estos cursos que ofrece el centro. "Llegó un papel al buzón y lo vi y me apunté", resume. Felisa, además, coincide con el resto de sus compañeras en señalar que "son las dos mejores horas que paso al día".

Rafael Ruz durante una clase de matemáticas. Rafael Ruz durante una clase de matemáticas.

Rafael Ruz durante una clase de matemáticas. / Juan Ayala

Uno de los maestros de este curso en el centro es Rafael Ruz, quien se deshace en halagos hacia su clase, a la que define como "muy variopinta". "Hay muchos niveles y tienes que adaptar a todos ellos e intentar adaptarte a todos; es complicado, pero lo vamos llevando", subraya. De sus alumnos también destaca que "tienen mucho tesón y mucho interés". No en vano, son pocos los que faltan, a pesar de que el horario es de lunes de a viernes de 16:00 a 18:00 en el caso de la formación básica. "Vienen aunque llueva o nieve", agrega.

En el caso de la formación básica, el centro ofrece dos niveles y dos cursos por cada uno de ellos, aunque ofrecen la opción de un año extra por nivel. Tras ello, los alumnos pueden optar por otro tipo de formación, aunque la mayoría de las personas que han participado en este reportaje no quieren cambiar de módulo.

La provincia

Además de en la capital, este tipo de centros también se encuentran repartidos en la provincia cordobesa, bien a través de secciones, bien a través de instalaciones propias. Uno de estos centros es el Madinat Alixena, en Lucena, que dirige María del Amor Pérez y en el que este curso hay 1.836 matriculados, incluidas sus secciones. Esta docente lleva en el cargo desde el curso 2018-2019 y confiesa que "no puede estar más satisfecha" por el crecimiento del centro y por el hecho de que la población lucencina se hayan ido acercando "a nuestras aulas ávidas de formación".

En el caso de este centro son 11 pueblos los que dependen de él y, según expone su directora, "nuestra mejor publicidad es la opinión de nuestro alumnado. Trabajar en algo que te gusta hace que las dificultades se minimicen y se afronte el día a día con ilusión, eso es lo que trato de transmitir a mi claustro y creo que lo estoy consiguiendo".

Pérez, además, subraya el incremento en el número de estudiantes registrado en los últimos años y apunta que ha habido un notable interés en el plan de Uso básico de idiomas o Patrimonio cultural andaluz, así como el plan de Uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

Alumnado del plan de Uso básico de idiomas del centro Madinat Alixena de Lucena. Alumnado del plan de Uso básico de idiomas del centro Madinat Alixena de Lucena.

Alumnado del plan de Uso básico de idiomas del centro Madinat Alixena de Lucena. / El Día

También anota que el número de matrículas, así como el interés por continuar su formación de los habitantes de Lucena ha ido en aumento con el transcurso de los años. No en vano, en el curso 2019-2020 contaban con 500 matrículas; en el curso 2020-2021 eran 575; en el 2021-2022, 639; en el curso 2022-2023, 676 y en el curso actual con 870 matrículas. "El aumento ha sido muy acusado y esperamos continuar en la misma línea durante los cursos venideros", confía.

La gran mayoría del alumnado es de nacionalidad española, si bien un porcentaje que se sitúa por debajo del 10%, es de otras nacionalidades. También en Lucena, hay mayor número de mujeres inscritas, mientras que la media de edad ronda entre los 45 y 70 años. Como curiosidad, destaca que "tenemos personas interesadas en su formación desde los 17 años (menores extranjeros no acompañados) hasta los 94 años, que es la alumna de mayor edad del centro".

Oferta académica

Además de la Formación Básica, los Centros de Educación Permanente cuentan con planes conducentes a titulación, como la preparación para la obtención del título en Educación Secundaria Obligatoria y la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 y 45 años.

A ellos se suman el Plan de Uso Básico de idioma extranjero, en su mayoría inglés, además del ya expuesto plan de Uso básico de las Tecnologías de Información y Comunicación.

Otro de los planes que es más demandado por el alumnado es el de Conocimiento y Conservación del Patrimonio Cultural andaluz y el medio ambiente, en el que se imparten contenidos relacionados con el Patrimonio cultural y medioambiental.

A todos ellos se suma el Plan de Interculturalidad y cultura española, dedicado al aprendizaje de la lengua española para personas procedentes de otros países y el Plan Hábitos de Vida Saludable, donde se realizan actividades para mantener la mente activa, además de contribuir al desarrollo personal, emocional y social del alumnado.

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