Las nuevas señas del Molino de Martos

Medio ambiente La intervención ha costado 18.000 euros

Cobos muestra una de las nuevas maquetas del molino.
Cobos muestra una de las nuevas maquetas del molino.

Los turistas que visiten desde hoy mismo el Molino de Martos encontrarán nuevos paneles informativos que reflejan la historia de este espacio, que está presente en Córdoba desde los primeros siglos de la era cristiana. El teniente alcalde de Medio Ambiente, Francisco Cobos, fue el encargado ayer de inaugurar estos paneles, que recogen los detalles más singulares de este espacio, tales como la sala de recepción y exposición, en la que se detalla el origen del cereal y su trayectoria hasta que era vendido en las tahonas y mercados. Cobos recordó que el Molino de Martos "inicialmente tuvo ruedas verticales, aunque en el siglo XVI se cambió al sistema de ruedas horizontales" y también la transformación de la sala de batanes en zona de molienda por los efectos negativos de las crecidas del río Guadalquivir.

La elaboración de esta nueva cartelería -o museografía, según el Ayuntamiento- ha contado con un presupuesto de 18.000 euros, con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local (FEIL), detalló el director-técnico del Jardín Botánico, Juan Devesa, quien recordó la influencia del museo en su entorno más cercano. Como ejemplo, destacó el nombre de las calles más cercanas a este espacio relacionadas con los oficios o los productos con los que se trabajan en el interior del museo, tales como Tundidores, Tinte, Bataneros o Mucho trigo.

A los nuevos carteles se suman dos maquetas ilustrativas, con la ubicación de algunos molinos del río, de los sistemas hidráulicos de molienda y batanes y muestras de elementos de origen vegetal asociados con la industria textil y la tintorera. Devesa destacó las piedras que se utilizaban en el museo para moler el grano. Así, recordó que las que se utilizaban en la Edad Media "procedían de la zona en la que ahora se encuentra la fábrica de cementos Asland", mientras que las que se usaban en el siglo XIX "se traían desde Cabra". Éstas, continuó, "eran calizas muy bastas, que se utilizaban para moler las legumbres".

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