Puerto del Calatraveño

La lucha de quienes no llevan siglas

  • Quienes se presentaron como independientes hace cuatro años en representación de la voz de la gente de la calle ya tienen mochila y cargarán con ella el próximo 26 de mayo

La Guijarrosa celebra su segregación de Santaella en enero con el apoyo del PSOE.

La Guijarrosa celebra su segregación de Santaella en enero con el apoyo del PSOE. / El Día

"No llevamos mochilas de nadie, así que no nos mueven intereses ajenos al municipio”. La reflexión anterior es de Emiliano Pozuelo, primer teniente de alcalde de Pozoblanco, el municipio más poblado de la provincia gobernado tras las elecciones municipales de 2015 por una agrupación de electores, En Positivo.

Han pasado casi cuatro años desde que Pozuelo, respaldado por el PP, asumiera el bastón de mando de una localidad que conocía bien por su anterior militancia en el PA y muchas cosas han pasado desde entonces en la política local del municipio de Los Pedroches. Las principales: el relevo en la Alcaldía, asumido por el popular Santiago Cabello en los últimos dos años de mandato; y la desintegración de En Positivo, que no volverá a repetir fortuna en las urnas como agrupación de electores.

2015 fue el año de los descontentos, de los ciudadanos hastiados que optaron por hacer fuerza desde la calle y enfrentarse a la política tradicional arrastrados por la resaca del 15M, Podemos y sus confluencias. En la provincia de Córdoba, fueron siete los municipios que decidieron experimentar con estas formaciones que, se decía, sin mochila política, todas las cuales volverán a repetir suerte en las urnas.

El contexto, sin embargo, es muy diferente. El descontento se mantiene y el desapego a la política se ha hecho, incluso, más fuerte. Pero la respuesta ciudadana, a tenor de lo que pronostican las numerosas encuestas sobre las elecciones generales, con la imprevisible irrupción de Vox, será diferente. Es cierto que la política nacional poco tiene que ver con la local, pero cuatro años en un ayuntamiento, en estos momentos de fugacidad, podrían ser más que suficientes para que los vecinos tomen una decisión contundente: volver a los partidos tradicionales o respaldar esa otra manera de gestión que llegó desde la calle. Dicho de otra forma: las agrupaciones de electores y los independientes se la juegan el 26 de mayo.

Capítulo aparte merecen los dos municipios que votarán su corporación por primera vez en la provincia: Fuente Carreteros y La Guijarrosa. Ambos llegarán a las elecciones municipales gobernados por partidos independientes que han sido estratégicos en su devenir como municipios independientes. En el caso de Fuente Carreteros, el actual regidor, José Manuel Pedrosa, optará a la Alcaldía con el Olivo. Y, en La Guijarrosa, repetirá la Candidatura Independiente que vuelve a liderar Manuel Ruiz.

Cuenta el propio Ruiz que han sido los mismos vecinos quienes le han encomendado “en referéndum” la labor de continuar a las riendas del municipio en los próximos años. Y que lo hará, de nuevo, sin siglas de un gran partido que respalde esta lista pese a que se ha recibido “alguna llamada” del PSOE, aunque “no ha habido ninguna conversación seria”.

Lo cierto es que a nadie escapa que la mano de la exconsejera Rosa Aguilar fue clave para lograr la segregación de Santaella. Y que la propia socialista, acompañada por otros cargos del partido, agitó la bandera de La Guijarrosa en la fiesta celebrada a principios de este año con motivo de la segregación sin que, al final, este movimiento haya sido beneficioso para su propio partido. Al menos, hasta el momento.

Volviendo a las “mochilas”, como decía hace cuatro años Emiliano Pozuelo, que ahora milita con la maleta de Ciudadanos. Que este puñado de ayuntamientos ya tiene hatillo. Algunos, como Hornachuelos, han logrado sacar adelante proyectos de calado como el parque multiaventura sobre el Bembézar; o como El Guijo, que cuenta de nuevo con el beneplácito de Hacienda tras años con los fondos retenidos por su deuda. Otros terminarán el mandato prácticamente como empezaron, sin pena ni gloria. Aunque, en todos los casos, serán los vecinos quienes tengan la última palabra.

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