Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Y tú, ¿qué vas a hacer?

Seguimos encerrados, con una economía cautiva, mientras que el Estado necesita interdependencia

Desde que se nos abrió la veda para poder hacer deporte he salido cuantas veces he podido. Redescubrir las calles de Córdoba, ver que la vida vuelve poco a poco a la normalidad -que no la nueva que nos quieren imponer- me ha llevado hasta el Puente Romano y a la imagen de San Rafael que hay en él. Ayer me detuve unos instantes cuando vi que un hombre hacía fotografías con su móvil, pero no a la imagen del Custodio de Córdoba, ni al impresionante amanecer que se reflejaba sobre el Guadalquivir, sino a una pequeña nota pegada sobra la imagen junto a un clavel rojo en la que se podía leer lo siguiente: "¿Has pensado ya en lo que vas a hacer después del confinamiento?".

Sonreí al ver la imagen y leer el mensaje y me hice la misma pregunta al tiempo que reanudé la carrera de vuelta a casa dejando la cuestión de aquella nota sin respuesta y dándole la vuelta ahora que hay que vivir al día. Porque, ¿cuántas cosas hemos dejado de hacer durante estos días eternos y cuántas han sido nuevas? Y me di cuenta de que no he caído en la tentación de ir a comprar harina para hacer experimentos gastronómicos, ni tampoco en muchísimas cosas del listado que ha circulado por redes o se ha publicado en los medios de comunicación. Me reí y concluí que quizá no haya pasado del todo bien el confinamiento -que ahora se antoja más liviano con esto de ir pasando de fase a fase como en un videojuego- al no claudicar al aburrimiento o al ocio dictado e intentar sortear con cierta dignidad el encierro sin demasiada algarabía y no rindiéndome a lo evidente.

Luego volví a la realidad y comprobé que seguimos encerrados, con una economía cautiva y que el Estado necesita un bienestar social, interdependencia y no individualismo. Se trata de cuestiones muy serias y no se puede ir a la ligera y hasta el momento se están dando palos de ciego y muchos están aprovechando la coyuntura para decir aquí estoy yo ahora para darte mi apoyo -que luego ya veré-, mientras que otros han intentado lanzar un órdago y se han quedado en el camino. Parece que ninguno de ellos ni siquiera piensan en la respuesta a la pregunta que lucía ayer sobre la imagen de San Rafael y que confío en que mañana, que es sábado, continúe en el mismo sitio y pueda de nuevo volver a pensar en la respuesta para no claudicar ante grandes proezas y retos y, cuanto menos, poder seguir adelante.

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