Cambio de sentido
Carmen Camacho
Plácido
Hay quien cada Navidad vuelve a ver Qué bello es vivir y quienes disfrutamos de Plácido. Donde se ponga López Vázquez que se quite James Steward. “Porque en esta noche ningún pobre debe quedarse sin su plato de comida”, repite Quintanilla desde el altavoz del carromato, mientras la mosquita muerta de Martita le cose los calzones al galán tartajoso, y la suegra persignante exige el casamiento de un menesteroso para que no muera en pecado, todo patrocinado por ollas Cocinex. De fondo, el niño cantor Paquito Yepes. La caridad es un pretexto; la justicia social amamanta a su chiquillo en los urinarios donde trabaja. Veo Plácido no por mi nostalgia sino por su vigencia. Nuestra persistente España se obstina en confirmar la mirada de Berlanga.
Brutal el humanismo de García Albiol, que deja bajo esta lluvia y este frío a 400 personas que hasta ahora malvivían en un viejo instituto. “Somos cristianos, pero no tontos”, suelen argüir, como quien pee en botija, quienes son tontos pero no cristianos. Ajenos a tales voces, desde Cruz Roja a Cáritas asisten a los desalojados que se guarecen en una salida de la C-31. El año pasado Ayuso denunció un intento de “borrar la Navidad” por parte de quienes “odian” el cristianismo y “omiten” a Jesús. Con una coherencia y ejemplaridad como la suya no hacen falta odiadores de cristianos ni omisores del Cristo. La RAE acaba de incluir “mena” en el diccionario y matiza que su uso tiene “a veces (sic) sentido despectivo”. Qué ángeles del cielo (“¡Miiiiiil euros!”) las niñas y niños pobres y extranjeros de San Ildefonso y qué demonios del infierno el resto de niñas y niños pobres y extranjeros. Acaba siendo hasta manida, mas no desacertada, la idea de que también ahora Santa María tendría que parir como una animala, en un establo a las afueras: en mi ciudad, el partido feo, católico y sentimental pretende restringir el arrendamiento de viviendas a personas en situación irregular y expulsarlos del padrón; por no hablar de la ayuda humanitaria recaudada por su marca juvenil para las víctimas de la dana en Valencia. Será que, como sugieren en Plácido, aquí se trata de ayudar… pero con orden. Así que ya saben (pongo voz chillona): “Que por una noche seamos todos hermanos, que por una noche los duros de corazón sean generosos, que por una noche cenen los pobres…”. Feliz Nochebuena.
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