La duda

Divide y vencerás, le dijeron a Iglesias, y él dividió hasta convertir al PSOE en una jaula de grillos

Susana DÍAZ ya cabalga hacia Ferraz después su multitudinaria presentación de candidatura en Ifema, que contó con una fastuosa puesta en escena. Felipe González, Alfonso Guerra, Pérez Rubalcaba y Rodríguez Zapatero se citaron allí y la arroparon afectuosos como si ella fuese una niña perdida, un personaje de Dickens. Quedó claro, por si ya no lo estaba, que ella representa la continuidad con la línea socialdemócrata y para nada marxista que surgió en el PSOE con la Transición, una ideología que en España fue dominante durante años y años y que ahora se encuentra en sus horas más bajas. Y mucho se juegan los ex en la aventura de Susana, porque sí ella perece en su combate con el díscolo Sánchez también la memoria de sus gobiernos quedará triturada bajo el nuevo relato que nazca de ese otro PSOE que ahora reniega de la Transición y se aleja de vuelta hacia posiciones muy cercanas al marxismo. La lucha entre ambos bandos, entre los que defienden nuestro camino democrático y los que de él abjuran al considerarlo falacia, representa sin duda la misma lucha ideológica que se extiende más allá del PSOE y por toda España. Por ello no queda sino concluir que estas pugna electoral interna de los socialistas es tan importante para la historia venidera como podrían serlo unas generales. No creo que se pueda dudar de eso, pero sí que veo dudoso que ahora mismo haya un PSOE y no dos PSOE's llamados a una inevitable escisión. Porque si gana Sánchez con su pragmatismo superviviente, su inexistente ideología y sus máscaras, ¿qué harán los que ayer arropaban a Díaz con su manto y su historia? Y, de ocurrir lo contrario, ¿qué hará ese sanchismo que en las redes sociales ponías ayer tanto a Susana como a sus viejos líderes, queridos otrora, como un auténtico ropón? En Podemos seguro que sonríen, porque nada de esto hubiese sido posible sin la revolución que para el comunismo y sus aledaños representó Iglesias. Divide y vencerás, le dijeron, y él dividió hasta convertir al PSOE en una jaula de grillos. De ganar Susana, cosa que al final creó que ocurrirá, largo será el camino para el puño y la rosa retorne a una Moncloa que tantas veces fue suya. La crisis del PSOE, mientras todos miran a los lados y esperan el milagro, es mucho más honda de lo quieren creer.

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