La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Eres lo que comes

Comiéndose a Podemos y a Sumar, Sánchez, y con él ‘su’ PSOE, dan la razón a Feuerbach: “Eres lo que comes”

Hubo allá por 1968 una película semi documental muy de la contracultura de aquellos años –participaban los músicos Tiny Tim, David Crosby, Paul Butterfield, John Simon, Harpers Bizarre y The Band– dirigida por el fotógrafo de estrellas de cine y de rock, y diseñador de portadas de Dylan o los Rolling, Barry Feinstein. Se llamaba You Are What You Eat(Eres lo que comes), un lema de Feuerbach que alude a la salud y las ideas: lo que se ingiere pasa a la sangre, al corazón y al cerebro determinando emociones y pensamientos. En lo que se refiere a la salud tenía razón. Pero también en la correspondencia entre lo que se come y el carácter –recuerden a Pitágoras y las habas– debe haber algo de verdadero.

Véase el caso del PSOE de Sánchez como refundación –o metamorfosis al estilo de Jekyll y Hyde o de Kafka– del partido, con Zapatero como gurú. Se comió a Podemos. Mientras lo digería, Sumar deglutió a Podemos. Y, haciendo cierto el You Are What You Eat, Sánchez se convirtió en lo que se comió. Y con él, el PSOE, cada vez más alejado del centro izquierda –un espacio hoy vacío– y de la socialdemocracia que representó Felipe González tras el proceso de asimilación del socialismo español a los europeos a través de los congresos de 1972, 1974, 1976 y los dos de 1979 que lo llevaron de los 5.469.813 votos y 121 diputados de 1979 a los 10.127.392 y 202 de 1982, inicio de dos mayorías absolutas y una simple entre ese año y 1993. Lejos de aquello, el PSOE de Sánchez se ha convertido en lo que se ha comido.

Solo por esta metamorfosis del socialdemócrata doctor Jekyll en el populista señor Hyde tras su ingesta del populismo de extrema izquierda, representado primero por el desaliño de Podemos y después por la fashion-left-populism de Yolanda y Sumar, se comprende lo de la conversión de una amnistía a cambio de siete votos en política de perdón y reconciliación, los cinco días de doliente meditación pidiendo cariñitos a los suyos, los ataques a la libertad de prensa (desde las generalidades de las “cabeceras ultraconservadoras” y la “galaxia digital ultraconservadora” al extremo podemita de acusar a periodistas, con nombres y apellidos, en sede parlamentaria), ordenar a Armengol que corte el discurso de Feijóo, el reconocimiento de Palestina en pleno conflicto o que su vicepresidenta segunda asuma lo de “desde río hasta el mar”. El PSOE se ha convertido en lo que Sánchez se ha comido.

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