De reojo

Ángela Alba

aalba@eldiadecordoba.com

Ser andaluz

Somos capaces de parir a grandes investigadores y a la vez llevar la cruz de los señoríos y los terratenientes

Este viernes se cumplen 40 años del referéndum en el que los andaluces votaron a favor del Estatuto de Autonomía de Andalucía. Sin embargo, el germen venía de unos cuantos años atrás, cuando el 4 de diciembre de 1977 grandes manifestaciones se gestaron en las ocho provincias andaluzas para pedir "Libertad, amnistía y estatuto de autonomía". Fueron un antes y un después para esta tierra y desgraciadamente, siempre irán ligadas al nombre de García Caparrós, un joven trabajador que fue asesinado por la Policía armada en las protestas de Málaga.

Hemos llegado hasta aquí gracias a personas como García Caparrós y como Blas Infante, el padre de la patria andaluza, fusilado en agosto de 1936 por entender a Andalucía como una nacionalidad histórica dentro de una España federal. Los andaluces les debemos mucho a ellos y a todos los que se echaron a la calle para defender un sentimiento de pertenencia que difícilmente se puede entender si no eres de aquí y que estamos obligados a salvaguardar frente a las amenazas que suponen ciertos partidos políticos.

Nos hace únicos nuestro habla, nuestra forma de entender la vida, de hacer comunidad, de relacionarnos y de querer a esta tierra por encima de todo y a pesar de todo. Y eso incluye aguantar las difamaciones lanzadas desde Despeñaperros para arriba, estigmatizando al andaluz por ser vago e inculto. Memeces. Sinceramente, hace tiempo que creo que quienes dicen tales barbaridades solo están movidos por la ignorancia y la envidia. No hay nada que me guste más en el mundo que ser andaluza y me fastidia enormemente que se infravalore a esta tierra tan rica y tan pobre a la vez.

Los andaluces somos capaces de lo mejor y de lo peor, de hacer historia con nuestra cultura y de salir en la cola del informe PISA; de parir a grandes investigadores y a la vez llevar como cruz la herencia de los señoríos y los terratenientes. Pero cuando esta tierra de contradicciones te toca el alma, nada ni nadie la puede sacar de ti. Andalucía es más que playas de ensueño, espectaculares sierras, campiñas cuyo fin se une con el horizonte y enclaves históricos que reflejan nuestro rico y milenario pasado. Ya es hora de salir del letargo y dar un paso adelante por nuestra patria andaluza, como ya han hecho otras comunidades que ahora están representadas en el Congreso. Hay que ser valientes y luchar por lo nuestro desde el verdadero andalucismo, el que solo tiene el color de la blanca y verde.

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