La Toma... de la pastilla

Los medievalistas Iglesias y Aguirre deberían centrarse en la toma de la cápsula que les permita salir del sectarismo

Toda patria necesita un relato sensato de su historia para saber dónde anda y plantear su futuro, y el relato de la Historia de España está ahora, como casi siempre, en liza. Así lo demostraron ayer los archireputados historiadores Esperanza Aguirre y Pablo Iglesias, grandes estudiosos de la cosa española que chocaron en Twitter a cuenta de la tradicional celebración de la Toma de Granada. La medievalista Aguirre dijo al respecto que era un día glorioso para las españolas, pues gracias a lo que se conoce como Reconquista ellas son hoy libres; mientras tanto, el medievalista Iglesias ironizó sobre la higiene de Isabel la Católica -innovador que es el caballero- para luego acusar a Aguirre de reaccionaria e inculta. La primera se instaló pues en la vieja leyenda de la España heroica, en el relato ortodoxo, al tiempo que el segundo ocupaba el papel de heterodoxo creyente en la estúpida leyenda rosicler y feliz de Al Ándalus, una pamplina que en su caso, siendo comunista como es, no viene de ninguna filia andalusí sino por ese delirio tan de nuestra izquierda anti que consiste en pensar que los enemigos de mis enemigos son siempre mis grandes amigos aunque hoy lleven burka o sean tiránicos ayatolás. La historia convertida en cualquier caso por ambos en lanzable pedrusco ideológico, en pueril fantasía puesta al servicio de sus nefandos intereses. Porque España, evidentemente, les importa a los dos una leche al tiempo que la historia real de España, con sus luces y sus sombras, les importa una misma mierda. Los dos medievalistas deberían por ello no centrarse tanto en la Toma de Granada sino en la toma de la pastilla, la milagrosa cápsula que les permita salir del sectarismo que entiende la historia como un mundo fijo, cerrado, de negros y blancos siempre adaptado al prejuicio y no conducentes al juicio. Seguir ahí, en el relato blanco contra el relato negro, en el análisis de la historia convertido en videojuego con buenos buenísimos y malos malísimos, a lo único que lleva es a la división pueril y peligrosa que ya, por desgracia, se ve en la sociedad. Así que si alguien dudaba de lo que es el populismo que ya no dude. Populismo es justamente esto. Inventar. Enmierdar. Mentir.

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