¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Objetivo Opus Dei
La ciudad y los días
Ursula Von der Leyen ha hecho en Davos un Historia de dos ciudades. Recuerden su conocido inicio: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”. Porque todos los gravísimos males y peligros que iba exponiendo en su intervención tenían un reverso positivo. Si el informe sobre riesgos globales presentado por el Foro Económico Mundial señalaba la inteligencia artificial “como uno de los principales riesgos potenciales para la próxima década”, para Von der Leyen, que se confiesa “una optimista de la tecnología”, también representa “una oportunidad muy significativa si se usa de forma responsable”. Para este viaje no hacen falta alforjas, meine damen. Ningún avance científico y tecnológico es peligroso si se usa de forma responsable. Pero la historia enseña que no siempre es así. Y que, a mayor poder de devastación, más poder para quien lo controla. En Hiroshima y Nagasaki lo saben bien. Y algo tiene que ver el cambio climático con la revolución industrial.
Insistió en la necesidad de “reconstruir la confianza” porque “no es momento de conflictos ni de polarización”. Para a continuación decir que “nuestro mundo está en una era de conflicto y confrontación, de fragmentación y miedo” y que “por primera vez en generaciones (…) nos enfrentamos al mayor riesgo para el orden mundial desde la posguerra” del 45. Difícil reconstruir la confianza. Pero no para ella. Cuando en este punto estaba todo el mundo con los pelos de punta, siempre en su línea del mejor y el peor de los tiempos, añadió que “tampoco hay duda de que podemos avanzar con optimismo y determinación” si afrontamos “los riesgos a los que nos enfrentamos asumiéndolos juntos como siempre ha hecho Europa”. ¿Siempre? Como mucho desde 1945, aleccionados por la catastrófica y sangrienta historia europea entre 1914 y 1945 que nos dio el récord de haber incubado los totalitarismos más asesinos que se hayan conocido e iniciado las dos guerras más devastadoras de la historia que provocaron 100 millones de muertes; hundiéndose la culta Europa, con la culta Alemania al frente, en el abismo más oscuro al que haya descendido la humanidad con el Holocausto. “Siempre” es una palabra que debe usarse con precaución.
También te puede interesar
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Objetivo Opus Dei
Quizás
Mikel Lejarza
La Traca Final
El mundo de ayer
Rafael Castaño
El efecto Kuleshov
La ciudad y los días
Carlos Colón
Defendiendo el castillo del hogar