La Gloria de San Agustín
Todo vuelve
Las manifestaciones por el Día de la Mujer han provocado un revuelo inusitado teniendo en cuenta que desde que finalizó el confinamiento estamos viendo concentraciones de este tipo semanalmente. La diferencia solo radica en el colectivo que las convoca. Tal y como se ha comprobado en los últimos días, para algunos es más lícito que protesten, por ejemplo, los hosteleros por la difícil situación que atraviesan debido a las restricciones por el covid a que lo hagan las mujeres (hablo de mujeres, aunque a esas manifestaciones, para quien no lo sepa, también van hombres) que piden igualdad real de derechos. La mujer que crea que tiene las mismas oportunidades que un hombre se está engañando ella misma porque, por desgracia, la sociedad en la que vivimos es machista por herencia y, visto lo visto, ese lastre va a ser muy difícil de soltar.
Bien sabe quien me conoce que desde que estamos en pandemia apenas tengo vida social y salgo lo mínimo de casa para evitar coger el covid, por lo que no sería yo quien fuera a una manifestación de ningún tipo en los tiempos que corren, aunque comprendo perfectamente que lo que no se ve, no existe, por lo que hay que seguir reivindicando en la calle. Quien quiera, que lo haga, pero siempre manteniendo la distancia de seguridad entre personas y llevando mascarilla.
Precisamente esas dos condiciones no se han cumplido en muchas concentraciones anteriores al 8M, pero parece que en las últimas semanas eso se ha olvidado y ya solo importa que las que se manifiesten sean las feministas. El doble rasero que mucha gente ha tenido con eso canta a leguas y refleja, además, la radicalización ideológica que vivimos en estos momentos. No hay que olvidar que el 17 de mayo de 2020, en plena desescalada, unas 2.000 personas (según la Policía Local) recorrieron el Vial a pie sin autorización para protestar contra el Gobierno central. Días después, el 23 de mayo, Vox organizó una marcha en coche por el centro de la ciudad.
También se han manifestado la comunidad educativa de la concertada contra la Ley Celaá, los negacionistas (algunos sin mascarillas, otros muchos con las narices fuera), los hosteleros (a la más masiva en Córdoba acudieron unas 1.800 personas), los profesionales de los gimnasios e incluso ha habido movilizaciones por la condena al rapero Pablo Hasél. Para este pasado lunes, en Andalucía había autorizadas 85 concentraciones y solo 45 estaban relacionadas con el Día de la Mujer. Lo mismo pasa cuando se rememora el 8M de 2020, un fin de semana en el que se celebraron conciertos, competiciones deportivas y un mitin multitudinario de Vox en Vistalegre (un lugar cerrado), en Madrid. Digo yo que quienes rechazan unas manifestaciones bajo la excusa de la salud pública, deberían hacerlo con todas por igual y con la misma crispación, que al final se les va a ver el plumero.
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